Esa es la polémica tesis expuesta por el periodista alemán Ray Moynihan, editor invitado de la prestigiosa revista British Medical Journal, en el libro 'Medicamentos que nos enferman'.
Su planteamiento ha alimentado una creciente y agria discusión que involucra a grupos de investigación, laboratorios y científicos.
Y es que de la lista de males inventados que propone hacen parte desde la disfunción eréctil hasta la menopausia.
A favor de Moynihan pueden contarse argumentos como los expuestos, hace algún tiempo, por la revista Nature. La publicación divulgó los resultados de un estudio según el cual el 70 por ciento de los grupos médicos que elaboraron guías para tratar enfermedades, tenían conexiones financieras con laboratorios.
En contra está la propia industria. Francisco de Paula Gómez, presidente ejecutivo de Afidro (que agremia a multinacionales de medicamentos del país), califica el concepto de exagerado: "Se pretende desconocer que el ser humano necesita alternativas para mejorar su calidad de vida. Si hay la posibilidad de eliminar molestias, ¿por qué no hacerlo? No es justo que alguien no se trate un cólico menstrual o un colon espástico".
Agrega que "detrás de los medicamentos hay procesos serios de investigación, que son favorables. Eso sí, hay que defender los mercados éticos. Tampoco debe permitirse que su uso no sea específico, es decir, que se induzca su consumo de manera inadecuada".
Moynihan, quien asistió al IV Encuentro Internacional de Farmacovigilancia, celebrado en Bogotá la semana pasada, habló de este tema con EL TIEMPO:
¿Qué es una enfermedad inventada?
Es transformar procesos naturales o etapas de la vida normales en algo que debe recibir medicamentos.
Por ejemplo, con la edad llega la menopausia en las mujeres, pero hoy es una enfermedad declarada y tratada con medicamentos.
¿Cómo se crean?
Existen varias formas, como ampliar el espectro de las enfermedades. Por ejemplo, si se reducen las cifras anormales de presión arterial, de un día para otro, muchas personas que un día estaban sanas amanecen convertidas en hipertensas, por lo que deben tomar medicamentos.
Otra vía es convertir los síntomas en un problema de salud, como ocurre con el colesterol: nadie se enferma del colesterol, porque es un factor de riesgo, pero lo tratan como si fuera eso, una enfermedad.
Una tercera táctica es convencer a la gente de que condiciones normales, como la menopausia o el embarazo, son patologías que hay que medicar.
¿Quiénes inventan?
La mayoría son empresas farmacéuticas y grupos de médicos que aumentan síntomas o crean dolencias. Es un negocio. Para cada droga inventan un mal. Procesos normales como el envejecimiento, el embarazo, el parto, la infelicidad o la muerte tienen un fármaco a su servicio.
Según usted, ¿qué otras enfermedades son creadas?
Entre otras están la calvicie, la timidez, la tristeza, la baja estatura, la pereza, la disfunción eréctil, la disfunción sexual femenina, el aumento de peso, la osteoporosis, la andropausia y la menopausia.
¿Qué le ve de malo a promover bienestar?
No es eso, pero ¿quién no ha tenido fatiga o cansancio, bajones de ánimo o unos gramos de más? Eso se llama vivir y no necesita tratamiento. Se induce a la gente a medicarse ante la primera sensación.
¿Quién la induce?
Es un proceso complejo y bien planeado por las corporaciones farmacéuticas, con el apoyo de algunos y publicaciones de corte científico, que luego soportan grandes campañas de publicidad. El objetivo es el lucro a través de la venta de medicamentos.
¿Cuál es el papel de los médicos?
Sin ellos no hay enfermedad: unen síntomas, recogen datos, alimentan estadísticas y producen informes (casi siempre financiados por la industria), que luego se difunden en congresos patrocinados por esas mismas drogas. Por ejemplo, en el consenso que unificó los parámetros para definir la disfunción sexual femenina en 1998, en Boston (E.U.), 18 de los 19 autores declararon tener vínculos con la industria farmacéutica.
Habla de publicaciones. Los médicos se fijan en lo que leen para tomar decisiones...
De esto no se escapan las revistas científicas prestigiosas; por ejemplo, un artículo de Jama, la revista médica más respetada en Estados Unidos, publicó en 1999 que el 43 por ciento de las mujeres, entre 18 y 59 años, padecían disfunción sexual. La cifra se volvió oficial, y con ella se dispararon los tratamientos. Los autores revelaron tardíamente que tenían relación con un laboratorio.
Parece estar en contra de los medicamentos...
Claro que no. Se trata de promover una cultura lógica y ética, que preserve la salud y no promueva la enfermedad. Hoy un niño a los 2 años, sin estar enfermo, ha sido visto por más médicos que los que han visitado en conjunto sus padres. Eso es anormal.
¿Qué soluciones plantea?
Debemos dejar de confiar en la información patrocinada por empresas farmacéuticas sobre enfermedades que tratan de catalogar la mayor cantidad de personas saludables como enfermas. Para eso se necesitan médicos justos, una comunidad informada y encontrar rápido fuentes de información independiente.
Recetas para crearlas
El periodista Jörg Blech -quien comparte la tesis de Moynihan- enumera en su libro Los inventores de enfermedades, cinco campos con los que se inventan males para ser vendidos.
- Convertir un proceso normal en un problema médico: la caída del pelo.
- Difundir problemas personales y sociales como alteraciones de salud: un desánimo pasajero como depresión.
- Elevar un riesgo a enfermedad: el obsesivo control del colesterol.
- Promover síntomas poco frecuentes como epidemias: la disfunción eréctil y la disfunción sexual femenina.
- Transformar síntomas leves en señal de enfermedad grave: síndrome del colon irritable.
De acuerdo con Moynihan, eso redunda en la aparición de nuevas patologías que urge tratar, como la menopausia, el estrés, el tabaquismo, la osteoporosis, el sobrepeso, el embarazo, la celulitis, las pecas, las manchas, la impotencia pasajera, el síndrome de las piernas inquietas, el síndrome de déficit de atención en los niños y la hiperactividad infantil, entre otros.
Opinan desde la academia
CLAUDIA VACCA
Química farmacéutica, docente U. Nacional
Frente a estos dilemas la universidad considera que debe abrirse un debate para mejorar las condiciones de uso de medicinas, aclarar sus beneficios, proteger la salud de la gente y ahorrar costos a los sistemas sanitarios. Fuentes independientes deben generar información sobre estos temas.
RODRIGO CÓRDOBA
Aso. Colombiana de Sociedades Científicas
El manejo irregular de síntomas y la excesiva medicación, con el supuesto de llevar a estados ideales de salud no probados, es por completo cuestionable. Los médicos deben mantener una independencia plena y apartarse de prácticas que promuevan el comercio injustificado.
Se trata de procesos normales, pero...
Los años traen cambios normales al organismo, de los cuales nadie escapa. Conocerlos y adoptar estilos de vida saludables constituye (de acuerdo con una gran cantidad de evidencia) la mejor forma de enfrentar sus efectos. Otros opinan que si existen productos en el mercado que alivien los síntomas, hay que hacer uso de ellos. Estos son unos ejemplos:
- Menopausia. Es un proceso normal en la vida de la mujer. Al disminuir la función de los ovarios, dejan de producir hormonas. Esto conlleva serie de cambios, como la redistribución de la grasa corporal y los cambios en la voz y en el estado de ánimo. Algunos de ellos son pasajeros. Hoy se ofrecen tantos medicamentos como síntomas aparecen para atenuar sus efectos.
- Osteoporosis. Es la disminución de la masa de los huesos. Es un proceso normal ligado a la edad adulta, sobre todo después de la menopausia. Es crónica y se cree que no tiene cura, pero sí se puede prevenir si se atacan desde temprano los factores de riesgo. Obliga a llevar una vida sana, con ejercicio moderado y alimentación rica en lácteos, pero hoy millones de mujeres están convencidas de que si no se medican se van a fracturar.
- Síndrome de colon irritable. Son percepciones comunes de desórdenes funcionales en el intestino, con distintos grados de severidad. Su manejo incluye un cambio sustancial en los estilos de vida. Se dice que con los medicamentos se deja de lado esta idea y se entra a la condición de enfermo.
- Andropausia. Algunos estudios dicen que uno de cada cinco hombres mayores de 55 años tiene andropausia. En un proceso que es normal, con la edad cae la producción de testosterona, pero esto se rotuló como enfermedad, para la cual ya hay parches, geles, inyecciones e implantes de compuestos hormonales. Dejó de ser una etapa que exige cambios de fondo en los estilos de vida para ser un montón de síntomas que hay que frenar con medicamentos.
- Alopecia. Algunos estudios determinaron que la mayoría de los hombres que perdían el pelo (proceso normal definido por la genética y las hormonas) desarrollaban problemas emocionales. A la par aparecieron los medicamentos para repoblar el cuero cabelludo que tenían que ser formulados por el médico, así que la publicidad se orientó a invitar a la gente a visitar a su doctor.
CARLOS F. FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO
1 comentario:
Todos los humanos estamos atados a mentiras provenientes de generaciones donde el poder siempre ha ocupado un puesto importante en la determinación de quienes viven o quienes mueren, como deliberar el consumismo como una necesidad del siglo, cuando al pasar de homoerectos y homosapiens a humano por la intervención del Adn por aquellos que del cielo vinieron, nos damos cuenta que ante ese suceso el cuerpo se auto sanaba, y para eso esos seres diseñaron las plantas medicinales, cuando el hombre olvido que la conexión con todo lo creado no tenía enfermedad, pasamos a un mundo irracional y materialista, inventándose enfermedades de consumo para producir contra indicaciones y más síntomas tomados para inventar otro mal, como el Sida que es un invento mundial que cogió fuerza al consumo y venta de productos farmacéuticos e implementos, el mundo siempre ha sido gobernado por el poder masón illuminati y hasta que no despertemos de este sueño ilusorio y a la verdad seguiremos siendo esclavos de estos reptiles.
Yo no consumo ningún medicamento ya que el mismo cuerpo se auto cura.
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