viernes, septiembre 24, 2010

La gran farsa de la Gripe A

«Nos han tomado el pelo», sentencia un ex vicepresidente, español, de la OMS. «Queremos sacar a la luz toda esta enorme operación de intoxicación», agrega un experto alemán. Ya hay médicos de renombre investigados por posible corrupción. Todas las cifras son disparatadas. Las del enriquecimiento de algunas farmacéuticas y los millones gastados por los gobiernos en vacunas inútiles. La gran farsa de la pandemia empieza a desmoronarse
PACO REGO

No bese. No dé la mano a nadie. No meta los dedos en la pila de agua bendita para santiguarse. Huya de los que estornuden. No suba a un autobús. No viaje. Vaya con mascarillas a todas partes. No pique del plato del amigo. No utilice ropa ajena... Prepárese.

Fue la receta de supervivencia, aderezada con terror, que nos vendieron en 2009. Hemos vivido los últimos seis meses conforme a un «plan metódicamente diseñado» -dicen los expertos a Crónica- que pronosticaba escuelas cerradas, miles de empresas paralizadas por la baja de plantillas, urgencias hospitalarias colapsadas, sin oxígeno ni vacunas para todos. Desde España a las Antípodas nos retrataron un mundo venidero de calles desiertas y morgues improvisadas. Al menos 150 millones de personas, cifró alegremente la Organización Mundial de la Salud (OMS), iban a morir desde junio a diciembre del año pasado, cuatro veces más que por la gripe del 18, la mayor pandemia de la Historia mundial. Pánico puro y duro.

«Nos han tomado el pelo, empezando por la OMS y los laboratorios», dispara el internista Pedro Caba, ex vicepresidente de la Organización Mundial de la Salud, el español que más lejos ha llegado en el organismo encargado de velar por la salud mundial. «La fórmula es sencilla: crea el problema, infunde todo el temor posible y luego vende la solución. No falla».

En España los voceros de la pandemia hablaban de miles de familias mutiladas por la pérdida de algún ser querido. Nadie estaba a salvo. A día de hoy han muerto 272 personas. Excepto dos, las demás arrastraban patologías antes de contraer la gripe A. En total, muchas menos que los 3.000 ó 4.000 que cada año fallecen por la gripe estacional en España. El coste de la alarma -infundada, según advertían desde el principio varios estudios avalados por prestigiosos epidemiólogos- ha sido alto en todos los aspectos. 333 millones de euros se gastó el Gobierno de Zapatero en la compra compulsiva de vacunas y antivirales. Eso sin contar el gasto sanitario (aún sin especificar) que supuso la avalancha de consultas en hospitales y centros de salud, tanto públicos como privados.

El negocio del miedo funcionó a la perfección. Las farmacéuticas, que facturan 700.000 millones de dólares al año, casi cuatro veces el presupuesto anual de España, destinan la mayor parte de sus ingresos, el 35%, a la promoción y marketing mundial de sus productos.

Al calor de la pandemia se han vendido en España alrededor de 15 millones de mascarillas, unos 25 millones de envases de desinfectante de manos, otro tanto de guantes de látex, un número indeterminado de kits antigripe... Y se esperaba vender aún más. Pero el pánico se fue diluyendo a partir de octubre pasado. La pandemia anunciada se esfumaba. La farsa parecía servida. En todo este tiempo han muerto unas 14.000 personas en los 208 países donde el virus de la gripe está presente.

La OMS se enfrenta a una crisis de credibilidad sin precedentes. A las farmacéuticas se las acusa de promover el fiasco para enriquecerse. Prestigiosos especialistas son señalados como corruptos. Los gobiernos se resisten a explicar los motivos reales que les llevaron a gastar cientos de millones en unas vacunas y antivirales «inútiles» contra la gripe A. «Lo pagaremos muy caro», opina Caba, «y no por el dinero despilfarrado».

EL «DR. GRIPE». Wolfgang Wodarg, epidemiólogo alemán de 62 años y presidente la Comisión de Salud del Consejo de Europa, ha puesto la diana en los lobbies farmacéuticos. Los acusa de orquestar una psicosis mundial perfectamente diseñada en torno a la gripe A para enriquecerse. «En abril, cuando llegó la primera alarma de México, me sorprendieron mucho los datos que avanzó la OMS para justificar la declaración de pandemia. No había ni 1.000 enfermos y ya se hablaba de pandemia del siglo. No había nada que la justificase», se despachaba el jueves de la semana pasada en el diario francés L'Humanité. «Lo único que importaba» -continúa- «y que condujo a la formidable campaña de pánico, es que la gripe A constituía una oportunidad de oro para los laboratorios cuyos dirigentes sabían que les tocaría el premio gordo en caso de que se declarase una pandemia».

Wodarg, quien a pesar de las presiones ha abierto una investigación -«Queremos sacar a la luz todo lo que ha podido contribuir a esa enorme operación de intoxicación»-, afina aún más: «Un grupo de personas de la OMS está relacionado de manera muy estrecha con la industria farmacéutica... Sin llegar hasta la corrupción directa, que estoy seguro de que existe, los laboratorios tenían mil maneras de ejercer su influencia sobre las decisiones [de la OMS]. He podido comprobar, por ejemplo, que Klaus Stöhr, que era el jefe del departamento de epidemiología de la OMS en la época de la gripe aviar, y que por tanto preparó los planes destinados a hacer frente a una pandemia, se convirtió en un alto ejecutivo de la empresa Novartis [una de las mayores empresas de vacunas, contratadas también por España]. Y existen vínculos parecidos entre Glaxo, Baxter, etcétera, y miembros influyentes de la Organización Mundial de la Salud».

En esa nómina de elegidos por los laboratorios para presionar a la OMS y a Gobiernos con el fin de que apoyaran la declaración de pandemia y así aumentar sus ventas y beneficios estaría, según fuentes consultadas por Crónica, el hombre que detectó el virus de la gripe aviar y el de la gripe A: Albert Osterhaus, 61 años, virólogo de fama mundial y director del prestigioso departamento de Virología del Centro Médico Erasmus de la Universidad de Rotterdam (Holanda).

El Dr. Gripe, como le bautizaron sus colegas, sería una pieza clave de la ola de histeria orquestada. Presidía el Grupo Europeo de Trabajo sobre la Gripe A que asesoraba a la OMS cuando el organismo guardián de la salud mundial declaró el estado de pandemia en todo el planeta (11 de junio de 2009), a pesar de que entre los pronósticos y la realidad las cifras distaban un abismo. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, uno de los países donde se puso más el foco, de los 18.000 muertos previstos, sólo fallecieron 17. «Y lo mismo se puede decir de Australia o Canadá. Pero nadie hizo caso de los números reales. No interesaba contar la verdad. Estaban en juego cientos de miles de millones de dólares», añade el doctor Juan Gérvas, experto en salud pública, quien ha seguido al detalle la evolución del virus H1N1.

La verdad, en el caso del asesor de la OMS, Albert Osterhaus, estaría escrita en su cuenta corriente. «Él es el nexo de una red internacional conocida como La mafia farmacéutica», según el periódico online The Market Oracle, especializado en asuntos financieros. La sospecha de que ha utilizado su influencia y prestigio científico para favorecer los intereses de laboratorios, ha calado incluso en el Parlamento holandés. De hecho, ha abierto una investigación y rastrea el origen del dinero ingresado por Osterhaus en 2009, pues las cuentas bancarias del virólogo habrían engordado sustancialmente a medida que el miedo a la pandemia se extendía.

PLAN DIABÓLICO.«Ésta es una crisis de salud pública planificada al detalle. La OMS se atrevió a modificar incluso la definición de pandemia para poder lanzar una alerta máxima mundial cuando sólo había 1.000 infectados en México. Es algo inaudito, desproporcionado e irresponsable. Un obsceno ejercicio de ruido al que han contribuido ministros de sanidad, presidentes de gobiernos, farmacéuticas, medios de comunicación y, como buque insignia de todo el tinglado, la propia OMS», denuncia Pedro Caba. «Antes la OMS la financiaban los países miembros, de acuerdo a su PIB. Cuando muchos de ellos dejaron de pagar porque no tenían dinero suficiente ni para salir ellos adelante, el organismo entró en crisis. Entonces llegaron los laboratorios cargados de dólares, en plan salvador, y poco a poco se fueron haciendo con más y más poder. ¿Qué ha pasado ahora? No hay que ser una lumbrera para deducirlo», zanja el doctor Caba.

El plan de ahora, describe a Crónica una fuente sanitaria, fue diseñado teniendo en cuenta el fiasco, en cuanto a pronóstico, de la gripe aviar, en 2005. El «ensayo planificado» de lo que vendría después. La OMS, ayudada entonces por científicos a sueldo desplegados por universidades, fundaciones, ministerios y centros de investigación de todo el mundo, intentó hacer creer a todos que la muerte estaba próxima y tenía alas. Llegó a pronosticar hasta 150 millones de fallecimientos debido a la gripe aviar. La primera gran pandemia del siglo XXI, pregonaban machaconamente.

España, como otros muchos países, entró al trapo. Se hizo con 10 millones de antivirales (el famoso Tamiflú de la farmacéutica suiza Roche, a la que luego comprarían cinco millones de dosis más para hacer frente a la gripe A). Pero sólo se usaron 6.000 dosis. El marketing del miedo había funcionado bastante bien en todo el planeta. Roche y Glaxo, productor del otro antiviral, el Relenza, subieron como la espuma en los mercados. Aunque el holocausto anunciado era una farsa. Ganaban 8.800 millones de dólares en bolsa, en 2005. Y eso que, en todo el mundo, sólo 440 personas se infectaron y 262, entre más de 6.000 millones de habitantes, murieron. No hubo ni un solo fallecimiento en España por gripe aviar. Sólo murió un pato en el País Vasco (julio de 2006). Aquella ola de histeria nos costó 63 millones de euros, a los que hay que sumar 1,8 millones para acondicionar el laboratorio del Ejército donde se custodiaba y encapsulaba una parte de los antivirales, y 3,3 millones más en publicidad. Un escándalo.

Los laboratorios aprendieron la lección. La eficacia de los antivirales mencionados estaba (y está) en entredicho por la mayoría de expertos. Pero ahora, con la gripe A ya en boca de todos, según el plan ideado, el siguiente paso consistía en explotar al límite el miedo inoculado a golpe de propaganda cuando la gripe de las aves. En juego estaba un negocio mundial estratosférico: 4.000 millones de euros sólo en vacunas, la mayor parte de los cuales fue a parar a las gigantes farmacéuticas Novartis y GlaxoSmithKline.

España, según confirmó a este suplemento el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, contrató en principio la compra de 37 millones de dosis, dos por persona. «Lo que recomendó la OMS», justifica Olmos. En total, 265 millones de euros. «Hicimos un contrato con Glaxo y Novartis conforme a que si fuera suficiente una sola dosis, ellos anulaban una parte del pedido», añade. Al final se compraron 13 millones de vacunas, de las que sólo se utilizaron algo más de dos millones, por las cuales se pagaron 93 millones de euros. Ahora se busca dónde colocar el resto. Una parte de los casi 11 millones de dosis sobrantes podría ser cedida a países en desarrollo y, la otra, vendida (se negocia con Polonia) a menos de la mitad de su precio.

LA SUBASTA. Todos se han pillado los dedos. Francia, con 95 millones de vacunas, la que más. Ha empezado a vender y subastar sus excedentes (se estiman unos 80 millones). Sus primeros clientes, Qatar y Egipto, ya han comprado 2,3 millones de dosis. El Gobierno de Nicolás Sarkozy, al que ciudadanos, médicos y científicos piden también explicaciones, compite con Holanda, Reino Unido y Alemania por colocar las que le sobran en mercados como México, Bielorusia, Polonia o la República Checa. Y España, como Italia o Canadá, tampoco descarta poner a subasta parte de sus vacunas y antivirales.

FOSAS COMUNES. 60.000 muertos, 10 veces más que la común allí, calcularon en Reino Unido. Y a medida que pasaban los días, la cifra más alarmista fijaba en 700.000 los fallecidos. El Gobierno británico, en un informe elaborado, curiosamente, a principios de 2009 cuando en la calle todavía nadie hablaba de pandemia, resaltaba la necesidad de establecer fosas comunes «para hacer frente al creciente número de víctimas de la gripe porcina», y de construir depósitos de cadáveres, como medida temporal.

También se sugería que los cementerios y crematorios contratasen mano de obra extra para cubrir la creciente demanda. La locura se completaba con contenedores «inflables» con el fin de proporcionar un espacio funerario adicional. A finales de agosto de 2009, sólo había contabilizados oficialmente 44 muertes. Ésa era la realidad. El mal, sin embargo, ya estaba hecho.

SIN DEFENSAS. «¿Para qué todo este gasto?, se pregunta indignado el médico Pedro Caba. «Las vacunas sobrantes hay que tirarlas. No sirven. Lo que necesitan esos países no son vacunas inútiles, sino bocadillos de jamón». «En cifras absolutas la mortalidad ha sido menor que nunca», añade el doctor Juan Gérvas. «¿Por qué no han hecho caso a los datos? La vacuna contra la gripe estacional fue inútil en el hemisferio Sur (el nuevo virus desplazó casi por completo a todos los demás), y no existía vacuna contra la gripe A. Fue un invento.

Dice más: «Sabíamos que los antivirales tienen efectos adversos graves. ¿Por qué, entonces, tanta propaganda? Ya a primeros de julio de 2009 se publicó una primera proyección de la mortalidad por gripe A. Concluía que era menor que por la gripe estacional. Todo esto tiene que saberlo la población. Tiene que saber, por ejemplo, que muchísimas mujeres han abortado innecesariamente por los tratamientos y el pánico. Porque el miedo, hábilmente administrado, es peor que la enfermedad. Ése es el problema, el miedo».

<«DOCTRINA DEL SHOCK».O, como explica la periodista canadiense de investigación Naomi Klein, «una nueva manera de hacerse inmensamente rico a costa de la alarma global». Ésta es la idea que planea con fuerza sobre la gripe A. «Estamos en manos de las farmacéuticas», dice el doctor Antoni Trilla, jefe de Epidemiología y Medicina Preventiva del Hospital Clínico de Barcelona. «No se puede depender exclusivamente de los laboratorios. Se ha hecho mucho daño. La gente ya no se fía. ¿Qué pasará cuando haya una pandemia de verdad? Nadie se lo creará y tal vez los muertos se cuenten por millones».

Las personas más inteligentes tienden más a desarrollar depresión

Desde hace varios siglos, se ha creído que existe un vínculo entre la genialidad de una persona y su tortura emocional. Para muestra, están los casos de grandes artistas y escritores como Vincent Van Gogh, Silvia Plath o Virginia Wolf, que paralelamente a su genialidad, vivieron agudos pasajes de depresión. Una investigación reciente, realizada por investigadores suecos y británicos, parece haber demostrado científicamente que existe una relación directa entre ambas condiciones.

Según estos científicos, hay "evidencias claras" para afirmar que a mayor capacidad intelectual de un individuo, mayor es el riesgo que tiene de desarrollar un trastorno bipolar. Dicho trastorno (también llamado trastorno maníaco depresivo) se caracteriza por fluctuaciones extremas de estado de ánimo, con períodos de excitabilidad y manía, y períodos de depresión intensa.

Los investigadores del Instituto de Psiquiatría del King´s College de Londres, en el Reino Unido, y del Instituto Karolinska de Estocolmo, en Suecia, analizaron las calificaciones de los exámenes obligatorios que deben llevar a cabo cada año los estudiantes de 15 y 16 años en Suecia, realizados entre 1988 y 1997. Posteriormente se compararon los datos de los logros académicos de los estudiantes con los registros de admisión a hospitales de pacientes diagnosticados con trastorno bipolar de edades de entre 17 y 31 años.

En total, se revisaron los casos de más de 700 mil personas, y se tomaron en cuenta factores como la educación de los padres y el nivel socioeconómico. Tras esta exploración, los científicos encontraron que los estudiantes que habían logrado calificaciones excelentes en la escuela mostraron cuatro veces más riesgo de desarrollar trastorno bipolar siendo adultos que los estudiantes con calificaciones de nivel medio.

Los estudiantes con las calificaciones más bajas también tenían un riesgo moderado de sufrir el trastorno. Este grupo mostró el doble de posibilidades de sufrir trastorno bipolar que aquéllos con calificaciones promedio. "Descubrimos que lograr una buena nota está asociado con un mayor riesgo de trastorno bipolar, particularmente en asignaturas de humanidades y, en menor grado, en las de ciencias", explica el doctor James MacCabe, quien estuvo a cargo de la investigación.

"Lograr notas buenas en materias como lengua sueca y música mostró una asociación particularmente fuerte, lo cual apoya los estudios que han encontrado de forma consistente asociaciones entre la creatividad lingüística y musical, y el trastorno bipolar", señala MacCabe.

Los científicos no saben con precisión qué es lo que puede causar esta relación, pero se han planteado varias teorías. Por ejemplo, que la gente que sufre estados de hipomanía (períodos moderados de manía o estado de ánimo elevados) a menudo puede ser ingeniosa e inventiva y capaz de vincular ideas de formas innovadoras.


También se cree que debido a que las personas con trastorno bipolar suelen experimentan respuestas emocionales inusualmente fuertes, esto podría contribuir a su talento en campos como el arte, la música o la literatura. Otra explicación, afirman los autores, es que la gente con hipomanía por lo general tiene niveles de energía extraordinarios y puede mantenerse concentrada durante períodos más largos de tiempo.

Todas estas conductas probablemente ayudan a los estudiantes a alcanzar mejores grados en asignaturas escolares creativas, pero también podría predisponerlos a sufrir trastorno bipolar más tarde en su vida. Los investigadores detectaron que esta asociación entre la mayor capacidad intelectual y el riesgo de trastorno bipolar parece ser mayor en hombres que en mujeres.

Pero los científicos afirman que será necesario llevar a cabo más investigaciones para comprobarlo. Los resultados de este trabajo han sido publicados en la British Journal of Psychiatry (Revista Británica de Psiquiatría). (Con información de bbc.com)

¿Por qué tiembla el músculo cuando hacemos pesas?

Que el músculo tiemble es sobre todo frecuente en los principiantes. Es en los ejercicios de autocarga o isométricos donde se producen sobre todo los temblores y no es por otra razón de que nos falta entrenamiento. Pero, ¿por qué tiembla el músculo?

Es una cuestión de coordinación nerviosa intramuscular. Cuando hacemos un ejercicios nuestros nervios mandan señales a los músculos para que se contraigan, en una persona entrenada esa señal está sincronizada y todas las fibras musculares se contraen al mismo tiempo. En cambio, en una persona con poco entrenamiento que coge mucho peso, esa señal nerviosa llega desincronizada a todas las fibras del músculo, lo que hace que unas se contraigan antes y otras después, causando el característico temblor.

El entrenamiento continuo y progresivo hace que estos temblores desaparezcan. Aunque hay ejercicios, como la suspensión en barra, donde se produce contracción isométrica, en los que el agotamiento muscular hace que las fibras se contraigan y distiendan alternativamente en un ciclo de fuerza-descanso, y es por eso que en entrenados también se producen temblores.

Que tiemble un músculo no es malo, en principiantes es sólo síntoma de que estamos metiendo demasiado peso. Con una planificación correcta de fuerza el impulso que llega al músculo se sincronizará con todas las fibras y el temblor desaparecerá.

Dormir menos de seis horas aumenta el riesgo de muerte prematura

Cuando se duerme demasiado no incrementa el riesgo de muerte, pero puede ser un significativo marcador de una potencial enfermedad mortal aún desconocida

MADRID. (EUROPA PRESS).- Investigadores de la Universidad de Warwick (Reino Unido), en colaboración con la Facultad de Medicina Federico II, en Italia, ha descubierto que las personas que duermen menos de seis horas cada noche son un 12 por ciento más propensas a fallecer de muerte prematura que aquellos que descansan cada noche entre las seis y ocho horas recomendadas.

Este estudio, publicado este miércoles en la revista especializada Sleep, ofrece evidencias inequívocas de los vínculos directos que existen entre un sueño de corta duración (menos de seis horas cada noche) y un incremento de las posibilidades de sufrir una muerte prematura.

Los autores del trabajo indicaron también que dormir demasiado (más de nueve horas cada noche) puede ser también un motivo de preocupación ya que, en contra de lo que ocurre cuando se duerme poco, cuando se duerme demasiado no incrementa el riesgo de muerte, pero puede ser un significativo marcador de una potencial enfermedad mortal aún desconocida.

La investigación analizó la relación entre el nivel de duración habitual del sueño y la mortalidad revisando 16 estudios prospectivos de Reino Unido, Estados Unidos, Europa y Asia Oriental. Este estudio incluyó a más de 1,3 millones de pacientes, que fueron seguidas durante 25 años, periodo en el que se registraron más de 100.000 muertes en este colectivo.

Los resultados mostraron inequívocas evidencias de que existen vínculos directos entre el sueño breve y el demasiado largo y el incremento del riesgo de muerte prematura, en comparación con aquellos participantes que dormían entre seis y ocho horas de media.

Según el profesor Francesco Cappuccio, líder del Programa de Sueño, Salud y Sociedad de la Universidad de Warwick y médico adjunto de los Hospitales Universitarios Coventry y la Warwickshire NHS Trust, dice que, "mientras que dormir poco representa una causa de poca salud, dormir demasiado podría ser un indicador de esta falta de salud".

"La sociedad moderna ha visto una reducción gradual del porcentaje de horas de sueño y este patrón de conducta es más común entre las personas que trabajan a tiempo completo, lo que sugiere que podría deberse a las presione sociales para trabajar más horas y por turnos.

Por otra parte, el deterioro de nuestro estado de salud va acompañado, normalmente, por una extensión de nuestro tiempo de sueño", indicó. "En consecuencia, dormir entre seis y ocho horas cada noche podría lo óptimo para la salud. La duración del sueño podría ser contemplada como un factor de riesgo conductual adicional o como un marcador de riesgo, influenciado por el ambiente y que podría ser susceptible de modificación a través de la educación y de la orientación psicopedagógica, así como con medidas de salud pública que animen a la modificación adecuada del ambiente físico y de los lugares de trabajo", concluyó.

¿Por qué la miel mata a las bacterias?

Desde hace mucho se sabe que la miel no gusta a las bacterias. Baste comprobar que ésta parece una materia incorruptible, se puede conservar comestible durante décadas y décadas. La medicina popular también ha empleado desde tiempos inmemoriales la miel como desinfectante, en pequeñas heridas, o como tratamiento contra el acné, al matar bacterias residentes de la piel que infectan los poros de ésta produciendo la inflamación típica de una espinilla. Se daba por supuesto que la elevada concentración de azúcares de la miel era la responsable de la muerte de las bacterias. Supuestamente esta concentración supone una concentración osmótica tan elevada que producía la ruptura de la pared bacteria. Pero parece ser que hay algo más.

Una reciente publicación en la revista FASEB Journal muestra que la miel posee ingredientes bactericidas. El equipo de A. J. Zaat describe en un artículo que la miel acumula cerca de 6 mM de agua oxigenada y 0.25 mM de metilglioxal, sustancias que poseen toxicidad sobre las bacterias. Además se ha identificado en la miel un nuevo péptido, llamado defensina-1, con propiedades antimicrobianas.

En este estudio se ha analizado el efecto bactericida de la miel frente a bacterias que causan problemas en hospitales y en la comunidad por su resistencia a antibióticos, como por ejemplo Staphylococcus aureus resistente a meticilina, Escherichia coli resistente a beta-lactámicos, Pseudomonas aeruginosa resistente a ciprofloxacina o Enterococcus faecium resistente a vancomicina. Se ha visto que la máxima eficacia se alcanza con soluciones del 40% (volumen/volumen) de miel, aunque en algunos casos entre un 10-20% era suficiente para alcanzar los efectos deseados.

Una noticia que alegrará a nuestros apicultores alcarreños.

  • Fuente: Kwakman y col. (2010) How honey kills bacteria. FASEB J. 24:2576-2582.

miércoles, septiembre 22, 2010

Plantas que pueden lidiar contra la radioactividad

Un equipo de científicos descubrió los mecanismos que les permiten a las plantas crecer en un medio ambiente altamente radioactivo como el de Chernobyl.

Los investigadores analizaron semillas de soja y lino halladas en el sitio donde estaba emplazado el reactor nuclear que sufrió un serie de explosiones en Ucrania, en 1986.

Según el equipo, las plantas pueden tener una habilidad innata para lidiar con la radioactividad.

Uno de los científicos cree que estos mecanismos pudieron haberse desarrollado hace millones de años, cuando las formas de vida temprana estuvieron expuestas a niveles elevados de radiación natural.

El "peor" accidente de la historia

Si ocurre un desastre, las plantas no se pueden mover en busca de mejores condiciones: o se adaptan o se mueren.

Cuando uno de los reactores nucleares de la planta nuclear de Chernobyl estalló el 26 de 1986, el accidente fue catalogado como el peor desastre nuclear en la historia de la humanidad.

Decenas de personas murieron y cientos resultaron afectadas por los efectos de la radiación.

La población entera de la ciudad de Pripyat, el centro industrial en el que vivían los trabajadores de la planta, fue evacuada.

Casi un cuarto de siglo después, Pripyat sigue siendo un pueblo fantasma. Pero, a pesar de que las calles están desiertas, las plantas y los árboles volvieron a crecer en la ciudad.

clic Lea: Chernobyl y las claves de la evolución

Cómo lo hacen

La forma en la que el ecosistema de Pripyat parece haberse recuperado de los efectos de la contaminación despertó la atención de los científicos en todo el mundo y, en 2005, Naciones Unidas publicó un informe sobre este fenómeno.

Luego, en 2007, un grupo de investigadores armados con máscaras, gafas y guantes, decidieron investigar cómo hicieron las plantas para sobrevivir.

Fueron al área restringida y plantaron semillas de soja y lino en un terreno altamente contaminado, a unos pocos kilómetros del sitio del accidente, en los alrededores de Pripyat.

Más tarde, plantaron la misma clase de semillas en un terreno descontaminado, cerca de la ciudad de Chernobyl.

El objetivo del equipo era investigador los mecanismos moleculares que les permitieron a las plantas adaptarse a un ambiente tan contaminado.

Para ello, esperaron a que las plantas diesen semillas y examinaron las proteínas de las mismas.

"Decidimos aplicar una tecnología llamada proteómica que es capaz de identificar cientos de proteínas", le dijo a la BBC Martin Hadjuch, investigador de la Academia de Ciencias Eslovaca.

La proteómica es el estudio de las proteínas, una parte vital de todos los organismos vivos.

"Las proteínas son la huella de las actividades metabólicas. Y cuando las comparamos en las distintas semillas de estos dos campos, vimos que son las mismas en ambos tipos de semillas", señaló Hadjuch.

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Pasado radioactivo


Si bien la soja y el lino se adaptaron igualmente bien a los ambientes contaminados, lo hicieron de una forma levemente diferente.

Según los científicos, la razón por la que fue fácil para las plantas adaptarse a los elevados niveles de radiación puede ser histórica.

"Es increíble lo rápido que el ecosistema se ha logrado adaptar", dijo el investigador.

"Tiene que haber una clase de mecanismo que las plantas tienen dentro de ellas. La radioactividad siempre ha estado presente en la tierra, desde los primeros estadios de la formación de nuestro planeta.

"Había mucha más radiación en la superficie en ese entonces de la que hay ahora. Entonces, es muy probable que cuando la vida estaba evolucionando, estas plantas hayan convivido con la radiación y hayan desarrollado algún mecanismo que es el que utilizan ahora".