miércoles, mayo 24, 2006
Más papistas que el Papa
Los amigos de la víctima asumieron una extraña costumbre: en sus casas, en collares y todo tipo de amuletos, comenzaron a colocar réplicas del arma con la que fuera asesinado su amigo. Incluso, muchos llegaron al extremo de adorar, como algo milagroso, al santo puñal y la bendita metralleta. Este ejemplo imaginario, que a simple vista parece ridículo, es una realidad con otra forma para muchos cristianos, que han tomado la cruz, un elemento de tortura y muerte empleado por los romanos para ejecutar a sus víctimas, como algo más digno de adorar que al mismo Jesús, al punto que en muchos templos y amuletos corporales se coloca sola, sin la imagen del Maestro, y se la llama "Santa Cruz". ¿Sería posible que la madre y los hermanos de Jesús hubiesen puesto en su casa un objeto o imagen con forma de cruz? Por simple lógica, no lo debieron hacer, porque eso les representaba amargos recuerdos. Y suponemos, igualmente, que el Jesús resucitado tampoco pondría en su cuerpo una cadena o pulsera de la que pendiera tal objeto, pues, de ser ciertas sus palabras en el huerto, cuando tuvo la visión de la que sería su muerte, "Si he de beber de ese amago cáliz, que se haga vuestra voluntad y no la mía", se deduce que la imagen de una cruz le causaba dolor, como a cualquier reo sentenciado a tal suplicio. Si queremos recordar al Maestro, imaginémoslo resucitado, vencedor de la muerte en cruz, con los brazos abiertos dispuestos a abrazar, alegre y receptivo a las peticiones de los fieles, en vez de la imagen actual, adolorido y acongojado. Y en lo posible, evitemos colocar imágenes en los templos, pues de la adoración a Dios, intangible e inimaginable, a la adoración idólatra de muñecos de barro, de yeso o de madera, sólo hay un paso. Las costumbres de muchos fieles, que hacen porque ven hacer o que creen porque les dicen que crean, cuando alumbran, rezan y tocan con profunda fe a muñecos que suponen milagrosos, demuestran que muchos cristianos bien nos podemos catalogar como idólatras. Jesús siempre dijo: "Tu fe te ha sanado... Vete y no lo cuentes a nadie". Nunca se refirió a objetos como medio de comunicación espiritual, ni se autonombró Dios, al que identificaba siempre como su Padre. Por lo visto, a muchos fieles cristianos nos encaja muy bien la frase "más papistas que el Papa", cuando hacemos en nombre de Jesús cosas que ni él mismo hizo o hubiese hecho, y cuando decimos que María es la Madre de Dios, cosa que Jesús nunca mencionó, y algo que el sentido común rechaza, si suponemos a Dios como Principio de todo cuanto existe, y por consiguiente no puede ser engendrado por alguien resultado de su creación. Más aun, María nunca intervino para sanar ningún enfermo, ni fue consciente de la misión sanadora de su hijo. La única que vez que intercedió fue para dar gusto a unos que querían más licor en una boda en Caná, cuando ella le dijo a Jesús: «No tienen vino», y Jesús res¬pondió: «Mujer, ¿cómo se te ocurre? Toda¬vía no ha llegado mi Hora.»”. Aurelio Mejía Medellín, Colombia
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