(RPP Noticias) La Organización Mundial para Salud (OMS) estima que el número de fumadoras se triplicará en la próxima generación superando los 500 millones de mujeres y según las estadísticas, por cada tres hombres hay una mujer adicta a la nicotina. Esta situación es alarmante pues el tabaco afecta la salud femenina y su capacidad de reproducción.
"El tabaquismo produce severas alteraciones en la mujer: menstruaciones dolorosas, ciclos irregulares o falta de menstruación, que desaparecen al dejar el tabaco. Además altera la fecundidad, el embarazo y la menopausia", manifiesta el doctor Antonio Zaga Ortega, neumólogo del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins de EsSalud.
Las fumadoras tienen más problemas para quedar embarazadas porque los tóxicos del cigarrillo alteran el movimiento de las trompas de Falopio (que transportan el óvulo del ovario al útero). "El tabaco añade 10 años a la edad reproductiva de una mujer y aumenta en un 21% la posibilidad de sufrir un aborto" explica.
El cigarrillo afecta la circulación sanguínea en las mujeres que toman anticonceptivos hormonales (la píldora) lo que las hace candidatas a trombosis y embolias. Por ello, las mujeres mayores de 35 años que los consumen no deben fumar.
Otro riesgo, es que en las fumadoras la menopausia se adelanta hasta en dos años porque produce el envejecimiento prematuro del ovario y altera su función cíclica. En el organismo de una mujer que fuma los síntomas (como sofocos, osteoporosis, alteraciones cardiovasculares o sequedad en la piel) se agudizan.
Una mujer embarazada debe dejar el cigarrillo porque puede sufrir un aborto espontáneo, el desprendimiento de la placenta, un embarazo ectópico (fuera del útero) y el bebé puede tener defectos congénitos. "Afortunadamente, si deja de fumar en el primer trimestre, estos riesgos se minimizan", indica el especialista.
El recién nacido de una fumadora suele tener menos peso y pasa más tiempo en la incubadora; estará más propenso a infecciones respiratorias, asma, otitis y diestres respiratorio (la más severa de las neumonías). Esto es consecuencia de la disminución del ‘calibre’ de los vasos sanguíneos de la madre y su bebé producida por la nicotina.
Después del parto el consumo de tabac
o de la madre puede seguir actuando sobre el recién nacido, pues con la lactancia la nicotina pasa al bebé a través de la leche y produce en el recién nacido vómitos, insomnio, taquicardia e irritabilidad. Además, las fumadoras tienen menos leche y de menor calidad.
Recuerde que dejar de fumar también le ahorraría desde arrugas hasta mal aliento y que nunca es tarde para dejar el hábito porque los riesgos disminuyen desde la última pitada. ¿Sabe que cada cigarrillo ha reducido su vida por once minutos? ¿Cuántos minutos ha perdido? Tome hoy la decisión de mejorar su calidad de vida, no pierda más tiempo
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