Un estudio del Colegio de Medicina Baylor en Houston revela que el tabaquismo y la toma de decisiones están directamente relacionados.
No existe nada más relajante y desestresante para un fumador que encender un cigarrillo en el momento en que tiene que tomar una importante decisión económica, de trabajo, amorosa o relacionada con su salud. Los aros de humo que salen de la boca, el sabor de nicotina en cada bocanada y el sonido del tabaco mientras se quema generan una sensación de tranquilidad, que da la sensación de poder pensar con claridad.
Sin embargo, un grupo de investigadores del Colegio de Medicina Baylor, ubicado en Houston, Estados Unidos, descubrió que los adictos al tabaco presentan anomalías cerebrales que los llevan a ignorar los posibles resultados y consecuencias de las decisiones que toman. Para la realización del estudio, dirigido por el médico Read Montague, director de la Computacional Psychiatry Unit de esta institución educativa, se escogieron personas del común, fumadoras y no fumadoras, para que participaran en un juego en el que debían decidir qué cantidad de su dinero invertían en un mercado bursátil artificial. Después de cada inversión se conocía cuánta plata habían perdido o ganado. Durante este proceso, a cada uno se le practicaba una resonancia magnética que permitía establecer lo que estaban pensando a la hora de apostar o no.
Los resultados indican que la actividad del cerebro en todos los participantes estaba relacionada con la diferencia entre lo que realmente pasaba y lo que podría haber sucedido si escogían otra cosa. Lo sorprendente es que tanto fumadores como no fumadores tomaron elecciones distintas. Por ello, el grupo de científicos que llevó a cabo la investigación, publicada en la revista Nature Neurosciences¸ concluye que el cerebro de los fumadores tiene información sobre las consecuencias de sus actos, sin embargo, a la hora de decidir cómo proceder, la ignora completamente.
“El cerebro computa señales que evalúan posibilidades no experimentadas, positivas y negativas, y luego nos guía hasta nuestras acciones. Estas presunciones son señales que nos alejan de ser puras máquinas buscadoras de recompensa del modo en que lo son los adictos”, explica Montague. Entretanto, otro grupo de científicos estadounidenses y europeos encontraron que los adictos a cualquier sustancia psicoactiva también corren el riesgo de tomar malas decisiones.
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