Las conductas agresivas podrían tener parte de su origen en una dieta inapropiada, según recientes investigaciones de las que se hace eco The Guardian. Diversas pruebas clínicas realizadas en el Reino Unido y en Estados Unidos han demostrado que la deficiencia nutricional de ácidos grasos omega 3 propicia comportamientos violentos y depresión y que, por el contrario, prisioneros sometidos a un cambio en su alimentación en la que se incluyeron estos ácidos variaron notablemente sus conductas, volviéndose menos agresivos.
Los ácidos grasos omega-3 se encuentran en el lino o las semillas de calabaza, los cañamones o las nueces, entre otros alimentos. Anteriores investigaciones habían demostrado que el consumo en grandes cantidades de estos ácidos grasos aumenta el tiempo de coagulación de la sangre –evitando las enfermedades cardiovasculares- y tiene efectos beneficiosos sobre el cerebro, disminuyendo los efectos de la depresión e incluso el rendimiento intelectual de niños en edad escolar.
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