Tres o cuatro veces al día usamos la pasta de dientes para cepillarnos pero,¿qué contiene? Una cantidad de compuestos químicos que casi mejor no saberlos. Al que le pique la curiosidad que continue.
El compuesto más abundante es el agua. Casi la mitad de lo que hay en el tubo lo obtendríamos por menos dinero abriendo el grifo. Después viene el yeso, el mismo que se emplea para escribir en la pizarra. Se usa para enfrentarse al esmalte de los dientes, la sustancia más dura que tenemos en el cuerpo. Como nos gusta que los dientes estén bien blanquitos se añade óxido de titanio, el mismo material que se utiliza en la pintura blanca de las paredes. Claro que tiene sus inconvenientes. Al ser soluble en agua se desprende a las pocas horas. A veces se incorporan blanqueadores ópticos, los que se usan en los detergentes para lavar la ropa, para asegurar ese más blanco que blanco. Para que no se seque la pasta se le añade una mezcla de glicol de glicerina, empleado en los anticongelantes de los coches; un alga marina y aceite de parafina ,el combustible de las lámparas de camping.
¿Y la espuma? Eso se soluciona con un buen puñado de detergente. No es necesario, pero vende. El compuesto secreto, por el que hay verdaderas batallas, es el aromatizante porque sin él la mezcla anterior resulta bastante asquerosa. Y para que la pasta no se convierta en un paraíso bacteriano se le añade formaldehído, el desinfectante que se usa en los laboratorios de anatomía. Espero que después de esto os sigáis lavando los dientes.
Escrito por Lorenzo Hernandez el 5 de Enero de 2007 con 0 comentarios.
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