sábado, agosto 12, 2006

PURIFIQUE EL AIRE DE SU CASA U OFICINA CON PLANTAS

Algo tan cotidiano como el aire que respiramos habitualmente contiene y transporta ciertos niveles de sustancias químicas extrañas y, demasiado a menudo, poco recomendables para nuestra salud. El problema es que somos poco conscientes de hasta qué punto está afectando a la salud global de la población actual la calidad del aire que respiramos. Por nuestros pulmones pasa una media de entre 10 y 20.000 litros de aire al día, lo que nos da una idea de la importancia que reviste la composición del mismo y, sobre todo, su calidad. Y es que además de los compuestos propios -como el oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno o el carbono-, el aire puede contener infinidad de partículas en suspensión, muchas de las cuales están catalogadas como sustancias tóxicas y/o perjudiciales a partir de ciertas concentraciones. A las conocidas fuentes de contaminación atmosférica ambiental -como las emisiones de gases de combustión del tráfico rodado, las nubes de humo de las refinerías, centrales térmicas e industrias diversas, e incluso la quema de basuras- se une una contaminación interior poco conocida y cada vez más preocupante debida a la presencia en el hogar de gran cantidad de productos químico-sintéticos como plásticos, fibras sintéticas, disolventes, productos de limpieza, ambientadores y aditivos químicos añadidos a los materiales de construcción (PVC), a los muebles de maderas aglomeradas, a las pinturas, barnices, lacas, etc. La presencia en el interior de la vivienda de una o varias sustancias químicas como el benceno, el formaldehído, el tricloroetileno o el xileno pueden resultar altamente perjudiciales y suelen verse incrementadas sus concentraciones en los edificios poco o mal ventilados y en los que se climatizan con aire acondicionado. El tricloroetileno es considerado como un cancerígeno hepático y aunque se emplea en más del 90% en las tintorerías y empresas de limpieza en seco o en el desengrasado de metales a la casa nos llega a través de tintes, lacas, barnices, pegamentos... El benceno es un irritante de la piel y los ojos pero con exposiciones prolongadas, además de dolores de cabeza y pérdida de apetito, incrementa las probabilidades de padecer leucemia. El formaldehído podemos hallarlo tanto en cosméticos -como conservante de gel de baño y champú- como en pinturas o fibras sintéticas y, sobre todo, en las maderas aglomeradas de los muebles actuales. Sus concentraciones se elevan con la presencia del humo del tabaco y suele irritar los ojos, la nariz y la garganta. En Inglaterra, el doctor Piking del Hospital de Withensawe (cerca de Manchester) estudió a gran escala los problemas respiratorios, dolores de cabeza y algunos tipos de alergias comprobando que en las habitaciones que se ventilaban manualmente (abriendo las ventanas) el aire contenía mayores concentraciones de polvo, microbios y pólenes pero las personas que ocupaban tales habitaciones se encontraban mejor y tenían menos problemas que las que permanecían en habitaciones ventiladas artificialmente ya que, paradójicamente, aunque contenían menos microorganismos producían más trastornos respiratorios y alergias. Este tipo de situaciones entran en lo que habitualmente se ha dado en llamar el "síndrome del edificio enfermo" que afecta a las viviendas más modernas y especialmente a las oficinas y locales climatizados con aire acondicionado. De hecho, debería llamarse "síndrome de los edificios que enferman a sus moradores" ya que no es el edificio quien está enfermo sino sus ocupantes. Ante esta problemática casi inevitable en las viviendas actuales se plantea la necesidad de purificar el aire interior y para ello existen en el mercado sistemas de filtrado mecánico aunque en la practica se ha demostrado que es muy útil el uso de las plantas de interior como purificadoras del aire. En ese sentido, las plantas en el hogar pueden cumplir una función tan loable o más que la puramente estética y decorativa. Bill C. Wolverton, ex científico de la Nasa, ha investigado durante los últimos 25 años la capacidad que poseen ciertas plantas para limpiar las partículas que empobrecen o contaminan el aire del interior de las casas. Y en sus estudios aparecen plantas tan comunes en muchos hogares como las cintas, los helechos, la hiedra, la kentia o las drácenas. Una planta tan vulgar como la hiedra posee una enorme capacidad depuradora eliminando en 24 horas hasta 7,3 microgramos de tricloroetileno por cm2. De hoja, unos 9 microgramos de formaldehído y más de 10 microgramos de benceno por cm2 de hoja. Las mediciones llevadas a cabo (resumidas en las gráficas) muestran cómo las plantas pueden reducir o eliminar entre un 10 y un 80% de la contaminación interior por lo que colocando algunas de esas plantas en lugares estratégicos de nuestras casas y lugares de trabajo podemos mejorar la calidad interior del aire. Como no todas las plantas poseen la misma capacidad de eliminación de contaminantes es conveniente combinarlas para obtener los mejores resultados. La carencia de luz no reduce su capacidad purificadora e incluso se dan casos en los que la incrementa. Queda claro que, paralelamente, habrá que reducir las fuentes de contaminación atmosférica -tanto externa como interna-, evitar el despilfarro de energía, reducir el consumo de productos con sustancias o desechos contaminantes y seleccionar cuidadosamente los materiales y elementos que intervienen en la construcción y decoración de nuestro hogar. EL OZONO A NIVEL DEL AIRE RESPIRADO Los experimentos llevados a cabo en el Servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat valenciana en el centro de investigación de Silla muestran el efecto negativo de la contaminación del aire ambiental y de sus implicaciones en el desarrollo de las plantas de elevadas concentraciones de ozono en el aire ambiental. PLANTAS QUE DAN MEJORES RESULTADOS Y LAS MÁS POLIVALENTES Hiedra (Hedera belix). Sansevieria. Drácenas (Dracaenas). Cintas (Spotiphyllum). Chamaedora (una variedad de palmera). Mariano Bueno

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