miércoles, agosto 30, 2006
sábado, agosto 12, 2006
Todos los datos de un estudio sobre cáncer eran ¡inventados!
El estudio que se publicó en octubre pasado en la revista británica The Lancet según el cual los antiinflamatorios ibuprofeno, naproxeno y paracetamol reducían el riesgo de cáncer bucal en personas fumadoras estaba ¡inventado! Los 454 pacientes que se habían controlado ¡no existían! Sus nombres eran ficticios lo mismo que sus documentos de identidad. Es más, se inventaron hasta los historiales médicos de cada uno de los pacientes incluyendo las presuntas fechas de defunción de algunos. Así lo ha reconocido hace sólo unos días el director del registro de cáncer noruego, Froydis Langmark. En el estudio inventado se decía -entre otras muchas falsedades- que el 83% de los pacientes había mejorado con el uso de paracetamol.
La manipulación fue descubierta por el profesor noruego Lars Vatten quien reveló que el inexistente proyecto había recibido para realizarse casi nueve millones de euros de diversas instituciones y tenía el respaldo del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos. El ridículo que han hecho The Lancet y los "donantes" resulta patético. Este escándalo se suma al reciente descubrimiento de que las clonaciones humanas que aseguraba haber conseguido un científico surcoreano era también otra gigantesca mentira.
Lo que nadie ha preguntado es quién está detrás de todo esto. ¿Lo imagina usted, amigo lector? En esta revista llevamos denunciando la falta de ética de las multinacionales hace mucho tiempo. Ya en el número 73 de la revista -correspondiente a junio del año pasado- publicamos una información con el título "Ahora quieren vender antiinflamatorios para 'prevenir' y 'tratar' el cáncer". ¿La recuerda? Pues por si no la leyó -"voces autorizadas" nos acusaron entonces de "pasarnos"- se la transcribimos íntegra tal cual salió: "Determinadas compañías farmacéuticas decididas a ganar dinero con cualquier excusa han elaborado una estrategia para convencer a los oncólogos de que como "cada vez son mayores las evidencias científicas que asocian las enfermedades inflamatorias crónicas con el cáncer" -"evidencias" que ellos se encargan de plantear- "para curar y prevenir ciertos tipos de tumores hay que pensar en atajar las causas que generan la inflamación por ser agentes inductores del proceso tumoral". Es decir, proponen prevenir y tratar el cáncer dando antiinflamatorios. Y se han quedado tan frescos.
¿Y cuáles son tales "evidencias"? Según ellos las afecciones bacterianas y, sobre todo, víricas causan inflamación crónica y ello genera la producción y liberación de factores que "activan la aparición de mutaciones celulares", algo que puede desembocar en un cáncer. ¿La "prueba"? Que son más los enfermos de hepatitis, pancreatitis o colitis ulcerosa -el sufijo "itis" significa precisamente "inflamación"- que terminan teniendo cáncer que entre las personas sanas. En otras palabras, que las "enfermedades inflamatorias" -como si la inflamación fuese una enfermedad- afecta negativamente el microambiente celular dañándolo y facilitando el desarrollo del cáncer. Otra de las "pruebas" de tal teoría es que el tabaco provoca inflamación crónica en los tejidos del pulmón y es eso, unido a los compuestos tóxicos que contiene, lo que favorece la aparición de un tumor.
Que haya médicos que se traguen este cuento es inaudito. Los antiinflamatorios ni evitan ni previenen el cáncer. La inflamación es un mecanismo de defensa y curación del organismo y salvo rarísimas y contadísimas excepciones combatir la inflamación es una estupidez. Ya está bien..."
Tal fue la noticia que apareció. Bueno, pues aún habrá quienes crean que el fraude descubierto no está relacionado... Ingenuos.
La manipulación fue descubierta por el profesor noruego Lars Vatten quien reveló que el inexistente proyecto había recibido para realizarse casi nueve millones de euros de diversas instituciones y tenía el respaldo del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos. El ridículo que han hecho The Lancet y los "donantes" resulta patético. Este escándalo se suma al reciente descubrimiento de que las clonaciones humanas que aseguraba haber conseguido un científico surcoreano era también otra gigantesca mentira.
Lo que nadie ha preguntado es quién está detrás de todo esto. ¿Lo imagina usted, amigo lector? En esta revista llevamos denunciando la falta de ética de las multinacionales hace mucho tiempo. Ya en el número 73 de la revista -correspondiente a junio del año pasado- publicamos una información con el título "Ahora quieren vender antiinflamatorios para 'prevenir' y 'tratar' el cáncer". ¿La recuerda? Pues por si no la leyó -"voces autorizadas" nos acusaron entonces de "pasarnos"- se la transcribimos íntegra tal cual salió: "Determinadas compañías farmacéuticas decididas a ganar dinero con cualquier excusa han elaborado una estrategia para convencer a los oncólogos de que como "cada vez son mayores las evidencias científicas que asocian las enfermedades inflamatorias crónicas con el cáncer" -"evidencias" que ellos se encargan de plantear- "para curar y prevenir ciertos tipos de tumores hay que pensar en atajar las causas que generan la inflamación por ser agentes inductores del proceso tumoral". Es decir, proponen prevenir y tratar el cáncer dando antiinflamatorios. Y se han quedado tan frescos.
¿Y cuáles son tales "evidencias"? Según ellos las afecciones bacterianas y, sobre todo, víricas causan inflamación crónica y ello genera la producción y liberación de factores que "activan la aparición de mutaciones celulares", algo que puede desembocar en un cáncer. ¿La "prueba"? Que son más los enfermos de hepatitis, pancreatitis o colitis ulcerosa -el sufijo "itis" significa precisamente "inflamación"- que terminan teniendo cáncer que entre las personas sanas. En otras palabras, que las "enfermedades inflamatorias" -como si la inflamación fuese una enfermedad- afecta negativamente el microambiente celular dañándolo y facilitando el desarrollo del cáncer. Otra de las "pruebas" de tal teoría es que el tabaco provoca inflamación crónica en los tejidos del pulmón y es eso, unido a los compuestos tóxicos que contiene, lo que favorece la aparición de un tumor.
Que haya médicos que se traguen este cuento es inaudito. Los antiinflamatorios ni evitan ni previenen el cáncer. La inflamación es un mecanismo de defensa y curación del organismo y salvo rarísimas y contadísimas excepciones combatir la inflamación es una estupidez. Ya está bien..."
Tal fue la noticia que apareció. Bueno, pues aún habrá quienes crean que el fraude descubierto no está relacionado... Ingenuos.
Las moras protegen el cerebro
La antocianina y los polifenoles presentes en las moras protegen las neuronas y pueden ayudar a prevenir el mal de Alzheimer. Así lo señala un estudio dirigido por el Dr. James Joseph -de la Universidad Tufts de Boston- que acaba de aparecer en la revista Chemistry & Industry. El trabajo se realizó "in vitro" y muestra que esas sustancias no sólo protegen muy activamente las neuronas cultivadas sino también las células del hipocampo extraídas del cerebro. Lo que no han podido descubrir es cómo lo hacen exactamente.
Es la primera vez que se demuestra científicamente que las moras ayudan a proteger las células del cerebro ya que investigaciones anteriores sobre ellas indicaban simplemente que actuaban como antioxidantes. La antocianina y los polifenoles presentes en las moras protegen las neuronas y pueden ayudar a prevenir el mal de Alzheimer. Así lo señala un estudio dirigido por el Dr. James Joseph -de la Universidad Tufts de Boston- que acaba de aparecer en la revista Chemistry & Industry. El trabajo se realizó "in vitro" y muestra que esas sustancias no sólo protegen muy activamente las neuronas cultivadas sino también las células del hipocampo extraídas del cerebro. Lo que no han podido descubrir es cómo lo hacen exactamente.
Es la primera vez que se demuestra científicamente que las moras ayudan a proteger las células del cerebro ya que investigaciones anteriores sobre ellas indicaban simplemente que actuaban como antioxidantes.
Es la primera vez que se demuestra científicamente que las moras ayudan a proteger las células del cerebro ya que investigaciones anteriores sobre ellas indicaban simplemente que actuaban como antioxidantes. La antocianina y los polifenoles presentes en las moras protegen las neuronas y pueden ayudar a prevenir el mal de Alzheimer. Así lo señala un estudio dirigido por el Dr. James Joseph -de la Universidad Tufts de Boston- que acaba de aparecer en la revista Chemistry & Industry. El trabajo se realizó "in vitro" y muestra que esas sustancias no sólo protegen muy activamente las neuronas cultivadas sino también las células del hipocampo extraídas del cerebro. Lo que no han podido descubrir es cómo lo hacen exactamente.
Es la primera vez que se demuestra científicamente que las moras ayudan a proteger las células del cerebro ya que investigaciones anteriores sobre ellas indicaban simplemente que actuaban como antioxidantes.
¿VIVES EN UNA CASA SANA?
Analiza los posibles factores de riesgo para la salud presentes en el hogar y descubre las soluciones que aporta la Geobiología.
Resulta frecuente echar la culpa de nuestras dolencias al estrés, al tabaco, a los cambios climáticos, a la deficiente alimentación o a las condiciones de vida que nos toca soportar. Pero, ¿nos hemos planteado hasta qué punto la casa donde vivimos -y especialmente el lugar donde descansamos- es la causa directa -o indirecta- de los más variados trastornos, desde simples dolores de cabeza o cansancio exagerado hasta enfermedades degenerativas de difícil diagnóstico y más difícil curación?
Un rápido repaso a los posibles factores de riesgo en el hogar esbozados en estas páginas pueden darnos pistas para reconocer los peligros escondidos entre las paredes de nuestro hogar y, en caso de posibles incidencias, motivarnos a buscar las soluciones que ofrecen las investigaciones geobiológicas y las técnicas de bioconstrucción.
Correcta ubicación: la presencia de radiaciones terrestres intensas, alteraciones telúricas o vetas de agua subterránea en el subsuelo de la vivienda así como las zonas ruidosas o con elevada contaminación ambiental crean condiciones desfavorables para la vida y pueden resultar causa de serios trastornos de salud. Podemos evitarlo eligiendo correctamente la ubicación adecuada para las zonas de descanso y de mayor permanencia.
Plantas en el hogar: las plantas, aparte de liberar oxígeno durante el día, alegran la vista y dan vida al hogar. Además, se ha comprobado su enorme poder limpiador de sustancias tóxicas como el formaldehido, el benceno y muchas otras que suelen estar presentes procedentes de los plásticos, las pinturas y los productos químicos de limpieza, desinfección e insecticidas.
Electrodomésticos: la mayoría de los electrodomésticos generan campos electromagnéticos más o menos intensos mientras están funcionando -sobre todo el microondas-, por lo que conviene guardar una distancia prudencial de ellos. En las viviendas sin toma de tierra eléctrica los electrodomésticos generan una intensa contaminación eléctrica por el mero hecho de esta enchufados. Desenchufe, pues, los que no utilices.
Limpieza: la adecuada limpieza del hogar es imprescindible si queremos evitar problemas infecciosos o alérgicos pero el abuso de productos químicos tóxicos puede conllevar a largo plazo trastornos de salud graves. Así que elijamos limpiadores y detergentes naturales y ecológicos.
Luz natural: Como reza el dicho popular, "Donde entra el sol no entra el médico". La radiación solar y la luz natural, aparte de dar vida y color a las casas, tienen efectos bactericidas con gran poder desinfectante. Orientemos pues bien las casas y abrámoslas a la luz.
Decoración: para los acabados de paredes y mobiliario elijamos pinturas, lascas y barnices naturales y ecológicos a fin de evitar contaminantes químicos tóxicos o inductores de alergias. Asimismo, para las alfombras, tapicerías, cortinajes, etc., escojamos fibras naturales sin tratamiento químico.
Fibras naturales: tanto las sábanas y almohadas como las prendas de vestir que mantengan un contacto directo con la piel -camisetas, pijamas, camisones...- deberían ser lo más naturales posibles, preferentemente de algodón, ya que con ello evitaremos la indeseable electricidad estática.
Ventilación: las casas son organismos vivos que respiran por todos sus poros -y no sólo por puertas y ventanas- por lo que procuraremos evitar los aislamientos de poro cerrado -como la espuma de poliuretano y otros- así como las pinturas plásticas que no permiten una correcta transpiración. Ventilemos lo más a menudo que nos sea posible.
Contaminación eléctrica: las lámparas y radiodespertadores conectados a la red al igual que el resto de aparatos eléctricos cercanos a la cabecera de la cama son una constante fuente de campos eléctricos que alteran la actividad neuronal y generan tensión muscular. Hay que desenchufarlos al acostarse o desconectar la instalación general.
Campos electromagnéticos: la proximidad a la vivienda de líneas de alta tensión o transformadores de gran potencia crea una contaminación electromagnética que procuraremos evitar, al igual que lo que sucede con el televisor, el ordenador o la mayoría de aparatos eléctricos. Mantenga una distancia prudente y desenchúfelos cuando no los use.
Orientación magnética: una vez ubicadas las camas en las zonas neutras (sin alteraciones telúricas) conseguiremos un descanso más relajado si las orientamos hacia el Norte magnético (con la ayuda de una brújula). Pro si no le es posible, sepa que orientar la cabecera hacia el Este es revitalizante y si lo hace al Sur le creará algo de tensión. La peor orientación es al Oeste por ser desvitalizante e inducir estados depresivos.
Materiales de construcción: algunos materiales de construcción emiten partículas tóxicas, son radiactivos o no permiten la correcta respiración del edificio, creando molestas e insalubres condensaciones. Así, pues elijamos los más sanos y naturales -arcilla, madera, etc.- y procuraremos evitar el exceso de hierro que altera el magnetismo terrestre.
El diseño: tanto la correcta distribución interior de los habitáculos como la orientación solar de la vivienda son importantes a fin de que regulen correctamente los cambios de temperatura manteniendo un perfecto confort térmico y ambiental sin gastos energéticos adicionales. Es además fundamental para permitir mantener una correcta renovación del aire.
Ahorro energético: de electricidad, gas, agua, etc. Son premisas indispensables para una casa sana tanto para sus moradores como para el entorno. El medio ambiente merece un serio y responsable respeto en el que todos debemos colaborar con los granitos de arena que suponen nuestras acciones personales. Se trata de nuestra salud y de la del planeta que es, en definitiva, la casa común.
¿QUÉ ES LA GEOBIOLOGÍA?
La Geobiología es una ciencia relativamente nueva que, recogiendo los conocimientos profundos de la sabiduría tradicional y uniéndolos a las más recientes investigaciones científicas, centra sus intereses en el estudio de las relaciones de los seres vivos -especialmente el ser humano- y las energías que emanan de la tierra, las provenientes de las radiaciones cósmicas y las generadas por la propia actividad humana.
Todos los seres vivos estamos inmersos en un mar de radiaciones que nos baña constantemente y de cuyo equilibrio energético resultante depende nuestro propio equilibrio personal así como la salud, tanto física como mental. La Geobiología estudia las interacciones y relación -directa o indirecta- entre las radiaciones terrestres, los campos magnéticos, la radiactividad y la contaminación eléctrica con las enfermedades padecidas por personas, plantas y animales. Analizando en detalle los múltiples factores de riesgo para la salud presentes en el hogar y en los lugares de trabajo, procura aportar soluciones satisfactorias a cada problema detectado.
La investigación geobiológica se viene realizando en Europa desde la primera mitad de este siglo. En países como Francia, Suiza y Alemania los resultados de estas investigaciones son complementarios al estudio del terreno siendo incorporados los conceptos de Geobiología y Bioedificación al diseño y construcción de las viviendas.
¿QUÉ ES LA BIOCONSTRUCCIÓN?
La Bioconstrucción aborda amplios aspectos del hábitat que abarcan desde el exhaustivo examen del terreno a edificar hasta la correcta elección de los materiales, pinturas, etc., evitando todos aquellos que presenten toxicidad, sean radiactivos o revistan cierta peligrosidad para los moradores de las viviendas en un intento de añadir a los aspectos técnicos y de calidad el de un confort biológico y salubridad.
Mariano Bueno
Resulta frecuente echar la culpa de nuestras dolencias al estrés, al tabaco, a los cambios climáticos, a la deficiente alimentación o a las condiciones de vida que nos toca soportar. Pero, ¿nos hemos planteado hasta qué punto la casa donde vivimos -y especialmente el lugar donde descansamos- es la causa directa -o indirecta- de los más variados trastornos, desde simples dolores de cabeza o cansancio exagerado hasta enfermedades degenerativas de difícil diagnóstico y más difícil curación?
Un rápido repaso a los posibles factores de riesgo en el hogar esbozados en estas páginas pueden darnos pistas para reconocer los peligros escondidos entre las paredes de nuestro hogar y, en caso de posibles incidencias, motivarnos a buscar las soluciones que ofrecen las investigaciones geobiológicas y las técnicas de bioconstrucción.
Correcta ubicación: la presencia de radiaciones terrestres intensas, alteraciones telúricas o vetas de agua subterránea en el subsuelo de la vivienda así como las zonas ruidosas o con elevada contaminación ambiental crean condiciones desfavorables para la vida y pueden resultar causa de serios trastornos de salud. Podemos evitarlo eligiendo correctamente la ubicación adecuada para las zonas de descanso y de mayor permanencia.
Plantas en el hogar: las plantas, aparte de liberar oxígeno durante el día, alegran la vista y dan vida al hogar. Además, se ha comprobado su enorme poder limpiador de sustancias tóxicas como el formaldehido, el benceno y muchas otras que suelen estar presentes procedentes de los plásticos, las pinturas y los productos químicos de limpieza, desinfección e insecticidas.
Electrodomésticos: la mayoría de los electrodomésticos generan campos electromagnéticos más o menos intensos mientras están funcionando -sobre todo el microondas-, por lo que conviene guardar una distancia prudencial de ellos. En las viviendas sin toma de tierra eléctrica los electrodomésticos generan una intensa contaminación eléctrica por el mero hecho de esta enchufados. Desenchufe, pues, los que no utilices.
Limpieza: la adecuada limpieza del hogar es imprescindible si queremos evitar problemas infecciosos o alérgicos pero el abuso de productos químicos tóxicos puede conllevar a largo plazo trastornos de salud graves. Así que elijamos limpiadores y detergentes naturales y ecológicos.
Luz natural: Como reza el dicho popular, "Donde entra el sol no entra el médico". La radiación solar y la luz natural, aparte de dar vida y color a las casas, tienen efectos bactericidas con gran poder desinfectante. Orientemos pues bien las casas y abrámoslas a la luz.
Decoración: para los acabados de paredes y mobiliario elijamos pinturas, lascas y barnices naturales y ecológicos a fin de evitar contaminantes químicos tóxicos o inductores de alergias. Asimismo, para las alfombras, tapicerías, cortinajes, etc., escojamos fibras naturales sin tratamiento químico.
Fibras naturales: tanto las sábanas y almohadas como las prendas de vestir que mantengan un contacto directo con la piel -camisetas, pijamas, camisones...- deberían ser lo más naturales posibles, preferentemente de algodón, ya que con ello evitaremos la indeseable electricidad estática.
Ventilación: las casas son organismos vivos que respiran por todos sus poros -y no sólo por puertas y ventanas- por lo que procuraremos evitar los aislamientos de poro cerrado -como la espuma de poliuretano y otros- así como las pinturas plásticas que no permiten una correcta transpiración. Ventilemos lo más a menudo que nos sea posible.
Contaminación eléctrica: las lámparas y radiodespertadores conectados a la red al igual que el resto de aparatos eléctricos cercanos a la cabecera de la cama son una constante fuente de campos eléctricos que alteran la actividad neuronal y generan tensión muscular. Hay que desenchufarlos al acostarse o desconectar la instalación general.
Campos electromagnéticos: la proximidad a la vivienda de líneas de alta tensión o transformadores de gran potencia crea una contaminación electromagnética que procuraremos evitar, al igual que lo que sucede con el televisor, el ordenador o la mayoría de aparatos eléctricos. Mantenga una distancia prudente y desenchúfelos cuando no los use.
Orientación magnética: una vez ubicadas las camas en las zonas neutras (sin alteraciones telúricas) conseguiremos un descanso más relajado si las orientamos hacia el Norte magnético (con la ayuda de una brújula). Pro si no le es posible, sepa que orientar la cabecera hacia el Este es revitalizante y si lo hace al Sur le creará algo de tensión. La peor orientación es al Oeste por ser desvitalizante e inducir estados depresivos.
Materiales de construcción: algunos materiales de construcción emiten partículas tóxicas, son radiactivos o no permiten la correcta respiración del edificio, creando molestas e insalubres condensaciones. Así, pues elijamos los más sanos y naturales -arcilla, madera, etc.- y procuraremos evitar el exceso de hierro que altera el magnetismo terrestre.
El diseño: tanto la correcta distribución interior de los habitáculos como la orientación solar de la vivienda son importantes a fin de que regulen correctamente los cambios de temperatura manteniendo un perfecto confort térmico y ambiental sin gastos energéticos adicionales. Es además fundamental para permitir mantener una correcta renovación del aire.
Ahorro energético: de electricidad, gas, agua, etc. Son premisas indispensables para una casa sana tanto para sus moradores como para el entorno. El medio ambiente merece un serio y responsable respeto en el que todos debemos colaborar con los granitos de arena que suponen nuestras acciones personales. Se trata de nuestra salud y de la del planeta que es, en definitiva, la casa común.
¿QUÉ ES LA GEOBIOLOGÍA?
La Geobiología es una ciencia relativamente nueva que, recogiendo los conocimientos profundos de la sabiduría tradicional y uniéndolos a las más recientes investigaciones científicas, centra sus intereses en el estudio de las relaciones de los seres vivos -especialmente el ser humano- y las energías que emanan de la tierra, las provenientes de las radiaciones cósmicas y las generadas por la propia actividad humana.
Todos los seres vivos estamos inmersos en un mar de radiaciones que nos baña constantemente y de cuyo equilibrio energético resultante depende nuestro propio equilibrio personal así como la salud, tanto física como mental. La Geobiología estudia las interacciones y relación -directa o indirecta- entre las radiaciones terrestres, los campos magnéticos, la radiactividad y la contaminación eléctrica con las enfermedades padecidas por personas, plantas y animales. Analizando en detalle los múltiples factores de riesgo para la salud presentes en el hogar y en los lugares de trabajo, procura aportar soluciones satisfactorias a cada problema detectado.
La investigación geobiológica se viene realizando en Europa desde la primera mitad de este siglo. En países como Francia, Suiza y Alemania los resultados de estas investigaciones son complementarios al estudio del terreno siendo incorporados los conceptos de Geobiología y Bioedificación al diseño y construcción de las viviendas.
¿QUÉ ES LA BIOCONSTRUCCIÓN?
La Bioconstrucción aborda amplios aspectos del hábitat que abarcan desde el exhaustivo examen del terreno a edificar hasta la correcta elección de los materiales, pinturas, etc., evitando todos aquellos que presenten toxicidad, sean radiactivos o revistan cierta peligrosidad para los moradores de las viviendas en un intento de añadir a los aspectos técnicos y de calidad el de un confort biológico y salubridad.
Mariano Bueno
CONTAMINACIÓN ELÉCTRICA EN EL HOGAR
Resulta sorprendente que siendo la electricidad un elemento tan cotidiano la mayoría de la gente desconozca las grandes implicaciones que puede tener en la salud. Relación comprensible si tenemos en cuenta que en la mayor parte de los procesos biológicos del ser humano intervienen pequeñísimas corrientes eléctricas y que el movimiento de electrones es decisivo tanto en la tensión y fuerza muscular como en la actividad cerebral.
Es más, la contaminación eléctrica en el hogar y en el trabajo es hoy día uno de los factores de riesgo para la salud tan importante como puedan serlo la contaminación ambiental, el ruido o una deficiente alimentación ya que puede ser causa directa -o indirecta- de numerosos trastornos, desde mareos o dolores de cabeza pertinaces hasta enfermedades más graves como alergias, crisis asmáticas e, incluso, trastornos degenerativos.
De hecho, en lo tocante a la electricidad en el hogar o en el trabajo apenas nos preocupa la posibilidad de electrocutarnos por manipular cables, enchufes o aparatos eléctricos o bien que un cortocircuito provoque un incendio de considerables dimensiones. Y con los medios de seguridad y conocimientos actuales se explica. Pero lo que no se entiende es que a estas alturas la mayor parte de la gente no sepa aún que trastornos como la sobreexcitación, el estrés, el insomnio, la caída anormal del cabello, los problemas de piel, la conjuntivitis, algunas alergias, las cefaleas, los problemas circulatorios, la tensión nerviosa, el agotamiento exagerado o la depresión puedan deberse al simple hecho de estar expuestos muchas horas seguidas al campo eléctrico que escapa de la deficiente instalación eléctrica de la cabecera de la cama, de las lámparas de la mesilla de noche o -más frecuente aún- de los cables que cuelgan de ella y llevan la corriente al radio-despertador, la lámpara u otros aparatos eléctricos de los que nos gusta rodearnos.
Quienes además trabajan con ordenadores o máquinas eléctricas que no disponen de una correcta instalación de toma de tierra, lo mismo que las amas de casa que permanecen rodeadas de electrodomésticos enchufados a una instalación eléctrica sin ella, pueden ver agravadas sus patologías al no permitir que se descargue o reequilibre la bioelectricidad corporal.
Y es que las personas no son verdaderamente conscientes de las interferencias que provoca la electricidad artificial tanto a nivel físico y mental como en el estado anímico a pesar de las constantes advertencias de quienes nos dedicamos a investigar ese tema.
Pero lo más grave es que la mayoría de los trastornos provocados por la contaminación eléctrica se enmascaran o camuflan con síntomas de trastornos generales o personales cuyas causas se asocian a factores genéticos, mentales, ambientales o nutricionales. Sólo en los casos más graves y en personas muy sensibles se acaba sospechando del exceso de electricidad artificial como causa de los trastornos.
Y, sin embargo, en los últimos años se la considera ya una nueva patología y se habla de "alergia a la electricidad". Un problema que puede identificarse porque provoca síntomas como sofocos, irritación cutánea y crisis nerviosas o respiratorias ante la simple cercanía a campos eléctricos (lámparas, ordenadores, electrodomésticos...), viéndose obligadas tales personas a vivir en casas sin electricidad o con instalaciones de bajo voltaje (entre doce y veinticuatro voltios) que no produzcan contaminación eléctrica apreciable.
REVISE SU INSTALACIÓN
En consecuencia, si padece recurrentemente alguno de los trastornos mencionados o alguna patología de difícil diagnóstico o tratamiento pruebe a desenchufar todos los aparatos y lámparas cercanas a la cama o, mejor aún, busque los interruptores generales de la casa y desconecte a la hora de ir a dormir el sector de iluminación y enchufes de los dormitorios dejando sólo conectado el sector que alimenta el frigorífico y los electrodomésticos. Es posible que tomar una medida tan sencilla como esa nos sorprenda y descubramos lo bien que pasamos la noche y lo descansados que nos levantamos por las mañanas, sin pesadez física o mental y sin las tensiones musculares y agarrotamiento que el exceso de electricidad artificial provoca en nuestro organismo.
Pero pruebe la desconexión eléctrica nocturna durante al menos siete o diez días para comprobar si de verdad le afecta o no. En el caso de que la mejoría sea evidente, plantéese entonces la instalación de un interruptor de desconexión automática (biointerruptor) que desconecte automáticamente la corriente desde la caja de mandos central cuando apague las luces de su dormitorio y se vuelva a conectar automáticamente cuando la encienda de nuevo.
Probar la desconexión eléctrica nocturna no nos cuesta nada (quizá debamos adquirir una linterna para cuando nos levantamos por la noche) y, en cambio, los beneficios para la salud pueden ser espectaculares.
Mariano Bueno
Es más, la contaminación eléctrica en el hogar y en el trabajo es hoy día uno de los factores de riesgo para la salud tan importante como puedan serlo la contaminación ambiental, el ruido o una deficiente alimentación ya que puede ser causa directa -o indirecta- de numerosos trastornos, desde mareos o dolores de cabeza pertinaces hasta enfermedades más graves como alergias, crisis asmáticas e, incluso, trastornos degenerativos.
De hecho, en lo tocante a la electricidad en el hogar o en el trabajo apenas nos preocupa la posibilidad de electrocutarnos por manipular cables, enchufes o aparatos eléctricos o bien que un cortocircuito provoque un incendio de considerables dimensiones. Y con los medios de seguridad y conocimientos actuales se explica. Pero lo que no se entiende es que a estas alturas la mayor parte de la gente no sepa aún que trastornos como la sobreexcitación, el estrés, el insomnio, la caída anormal del cabello, los problemas de piel, la conjuntivitis, algunas alergias, las cefaleas, los problemas circulatorios, la tensión nerviosa, el agotamiento exagerado o la depresión puedan deberse al simple hecho de estar expuestos muchas horas seguidas al campo eléctrico que escapa de la deficiente instalación eléctrica de la cabecera de la cama, de las lámparas de la mesilla de noche o -más frecuente aún- de los cables que cuelgan de ella y llevan la corriente al radio-despertador, la lámpara u otros aparatos eléctricos de los que nos gusta rodearnos.
Quienes además trabajan con ordenadores o máquinas eléctricas que no disponen de una correcta instalación de toma de tierra, lo mismo que las amas de casa que permanecen rodeadas de electrodomésticos enchufados a una instalación eléctrica sin ella, pueden ver agravadas sus patologías al no permitir que se descargue o reequilibre la bioelectricidad corporal.
Y es que las personas no son verdaderamente conscientes de las interferencias que provoca la electricidad artificial tanto a nivel físico y mental como en el estado anímico a pesar de las constantes advertencias de quienes nos dedicamos a investigar ese tema.
Pero lo más grave es que la mayoría de los trastornos provocados por la contaminación eléctrica se enmascaran o camuflan con síntomas de trastornos generales o personales cuyas causas se asocian a factores genéticos, mentales, ambientales o nutricionales. Sólo en los casos más graves y en personas muy sensibles se acaba sospechando del exceso de electricidad artificial como causa de los trastornos.
Y, sin embargo, en los últimos años se la considera ya una nueva patología y se habla de "alergia a la electricidad". Un problema que puede identificarse porque provoca síntomas como sofocos, irritación cutánea y crisis nerviosas o respiratorias ante la simple cercanía a campos eléctricos (lámparas, ordenadores, electrodomésticos...), viéndose obligadas tales personas a vivir en casas sin electricidad o con instalaciones de bajo voltaje (entre doce y veinticuatro voltios) que no produzcan contaminación eléctrica apreciable.
REVISE SU INSTALACIÓN
En consecuencia, si padece recurrentemente alguno de los trastornos mencionados o alguna patología de difícil diagnóstico o tratamiento pruebe a desenchufar todos los aparatos y lámparas cercanas a la cama o, mejor aún, busque los interruptores generales de la casa y desconecte a la hora de ir a dormir el sector de iluminación y enchufes de los dormitorios dejando sólo conectado el sector que alimenta el frigorífico y los electrodomésticos. Es posible que tomar una medida tan sencilla como esa nos sorprenda y descubramos lo bien que pasamos la noche y lo descansados que nos levantamos por las mañanas, sin pesadez física o mental y sin las tensiones musculares y agarrotamiento que el exceso de electricidad artificial provoca en nuestro organismo.
Pero pruebe la desconexión eléctrica nocturna durante al menos siete o diez días para comprobar si de verdad le afecta o no. En el caso de que la mejoría sea evidente, plantéese entonces la instalación de un interruptor de desconexión automática (biointerruptor) que desconecte automáticamente la corriente desde la caja de mandos central cuando apague las luces de su dormitorio y se vuelva a conectar automáticamente cuando la encienda de nuevo.
Probar la desconexión eléctrica nocturna no nos cuesta nada (quizá debamos adquirir una linterna para cuando nos levantamos por la noche) y, en cambio, los beneficios para la salud pueden ser espectaculares.
Mariano Bueno
PURIFIQUE EL AIRE DE SU CASA U OFICINA CON PLANTAS
Algo tan cotidiano como el aire que respiramos habitualmente contiene y transporta ciertos niveles de sustancias químicas extrañas y, demasiado a menudo, poco recomendables para nuestra salud. El problema es que somos poco conscientes de hasta qué punto está afectando a la salud global de la población actual la calidad del aire que respiramos. Por nuestros pulmones pasa una media de entre 10 y 20.000 litros de aire al día, lo que nos da una idea de la importancia que reviste la composición del mismo y, sobre todo, su calidad. Y es que además de los compuestos propios -como el oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno o el carbono-, el aire puede contener infinidad de partículas en suspensión, muchas de las cuales están catalogadas como sustancias tóxicas y/o perjudiciales a partir de ciertas concentraciones. A las conocidas fuentes de contaminación atmosférica ambiental -como las emisiones de gases de combustión del tráfico rodado, las nubes de humo de las refinerías, centrales térmicas e industrias diversas, e incluso la quema de basuras- se une una contaminación interior poco conocida y cada vez más preocupante debida a la presencia en el hogar de gran cantidad de productos químico-sintéticos como plásticos, fibras sintéticas, disolventes, productos de limpieza, ambientadores y aditivos químicos añadidos a los materiales de construcción (PVC), a los muebles de maderas aglomeradas, a las pinturas, barnices, lacas, etc. La presencia en el interior de la vivienda de una o varias sustancias químicas como el benceno, el formaldehído, el tricloroetileno o el xileno pueden resultar altamente perjudiciales y suelen verse incrementadas sus concentraciones en los edificios poco o mal ventilados y en los que se climatizan con aire acondicionado. El tricloroetileno es considerado como un cancerígeno hepático y aunque se emplea en más del 90% en las tintorerías y empresas de limpieza en seco o en el desengrasado de metales a la casa nos llega a través de tintes, lacas, barnices, pegamentos... El benceno es un irritante de la piel y los ojos pero con exposiciones prolongadas, además de dolores de cabeza y pérdida de apetito, incrementa las probabilidades de padecer leucemia. El formaldehído podemos hallarlo tanto en cosméticos -como conservante de gel de baño y champú- como en pinturas o fibras sintéticas y, sobre todo, en las maderas aglomeradas de los muebles actuales. Sus concentraciones se elevan con la presencia del humo del tabaco y suele irritar los ojos, la nariz y la garganta. En Inglaterra, el doctor Piking del Hospital de Withensawe (cerca de Manchester) estudió a gran escala los problemas respiratorios, dolores de cabeza y algunos tipos de alergias comprobando que en las habitaciones que se ventilaban manualmente (abriendo las ventanas) el aire contenía mayores concentraciones de polvo, microbios y pólenes pero las personas que ocupaban tales habitaciones se encontraban mejor y tenían menos problemas que las que permanecían en habitaciones ventiladas artificialmente ya que, paradójicamente, aunque contenían menos microorganismos producían más trastornos respiratorios y alergias. Este tipo de situaciones entran en lo que habitualmente se ha dado en llamar el "síndrome del edificio enfermo" que afecta a las viviendas más modernas y especialmente a las oficinas y locales climatizados con aire acondicionado. De hecho, debería llamarse "síndrome de los edificios que enferman a sus moradores" ya que no es el edificio quien está enfermo sino sus ocupantes. Ante esta problemática casi inevitable en las viviendas actuales se plantea la necesidad de purificar el aire interior y para ello existen en el mercado sistemas de filtrado mecánico aunque en la practica se ha demostrado que es muy útil el uso de las plantas de interior como purificadoras del aire. En ese sentido, las plantas en el hogar pueden cumplir una función tan loable o más que la puramente estética y decorativa. Bill C. Wolverton, ex científico de la Nasa, ha investigado durante los últimos 25 años la capacidad que poseen ciertas plantas para limpiar las partículas que empobrecen o contaminan el aire del interior de las casas. Y en sus estudios aparecen plantas tan comunes en muchos hogares como las cintas, los helechos, la hiedra, la kentia o las drácenas. Una planta tan vulgar como la hiedra posee una enorme capacidad depuradora eliminando en 24 horas hasta 7,3 microgramos de tricloroetileno por cm2. De hoja, unos 9 microgramos de formaldehído y más de 10 microgramos de benceno por cm2 de hoja. Las mediciones llevadas a cabo (resumidas en las gráficas) muestran cómo las plantas pueden reducir o eliminar entre un 10 y un 80% de la contaminación interior por lo que colocando algunas de esas plantas en lugares estratégicos de nuestras casas y lugares de trabajo podemos mejorar la calidad interior del aire. Como no todas las plantas poseen la misma capacidad de eliminación de contaminantes es conveniente combinarlas para obtener los mejores resultados. La carencia de luz no reduce su capacidad purificadora e incluso se dan casos en los que la incrementa. Queda claro que, paralelamente, habrá que reducir las fuentes de contaminación atmosférica -tanto externa como interna-, evitar el despilfarro de energía, reducir el consumo de productos con sustancias o desechos contaminantes y seleccionar cuidadosamente los materiales y elementos que intervienen en la construcción y decoración de nuestro hogar. EL OZONO A NIVEL DEL AIRE RESPIRADO Los experimentos llevados a cabo en el Servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat valenciana en el centro de investigación de Silla muestran el efecto negativo de la contaminación del aire ambiental y de sus implicaciones en el desarrollo de las plantas de elevadas concentraciones de ozono en el aire ambiental. PLANTAS QUE DAN MEJORES RESULTADOS Y LAS MÁS POLIVALENTES Hiedra (Hedera belix). Sansevieria. Drácenas (Dracaenas). Cintas (Spotiphyllum). Chamaedora (una variedad de palmera). Mariano Bueno
ALIMENTOS GERMINADOS: SEMILLAS DE SALUD
Los germinados son uno de los pocos alimentos que ingerimos cuando aún están vivos y este simple hecho aumenta exponencialmente su valor nutricional que se mantiene intacto hasta el mismo momento en que los comemos. Entonces ayudan a su propia digestión de modo que permiten que el organismo descanse y se regenere. Por otro lado, su riqueza en enzimas, clorofila, aminoácidos, minerales, vitaminas y oligoelementos vivos les convierte en alimentos completos que pueden contribuir a corregir las carencias de la alimentación moderna. En fin, unos productos quizá no muy conocidos que, además, podemos cultivar y conservar fácilmente en casa.
Redescubiertos por los consumidores occidentales hace apenas 25 años los germinados son el alimento "vivo" más antiguo que se conoce. De hecho, las primeras referencias se remontan a la China de hace seis milenios donde, además de como alimento, se empleaban a modo de remedio terapéutico para tratar diversas dolencias. Pero no sería hasta el siglo XVIII cuando se conocerían en Europa sus poderosos efectos antiescorbúticos de la mano del legendario Capitán Cook quien durante más de tres años consiguió que ningún miembro de su tripulación muriera de escorbuto por falta de vitamina C suministrándoles a diario un té elaborado con judías germinadas. Posteriormente, ya en el siglo XX, se ha contrastado que las semillas germinadas son el remedio más barato y efectivo para combatir esta grave dolencia. Y no sólo eso porque también se sabe que sus enzimas, vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos y clorofila les confieren unas interesantes propiedades antioxidantes, desintoxicantes, inmunoestimuladoras, reconstituyentes, favorecedoras de la regulación intestinal y tonificantes del sistema nervioso.
En resumen, comer semillas germinadas es comer vida con lo que ello significa de incorporar vigor y energía a todas las células del cuerpo.
SANOS Y NUTRITIVOS
Una de las ventajas más significativas de los germinados es el hecho de que hacen fácilmente digerible aquello que por sí mismo no lo es. Nos referimos a que muchas semillas -de cereales o leguminosas, por ejemplo- son alimentos que los humanos no podemos comer tal cual porque crudas resultan difíciles de digerir y, sin embargo, al germinar se convierten en un alimento fácilmente asimilable que libera todos sus nutrientes encapsulados y aumenta de forma espectacular el valor nutricional de la propia semilla y hasta de la planta o fruto a la que hubiera dado lugar. Un simple dato: al germinar las semillas pueden aumentan su peso un 600% y su volumen un 2.900%. Y lo mismo ocurre con sus aportes de nutrientes. Por ejemplo, en la soja germinada el contenido de vitamina A y carotenos se duplica en sólo 2 días, alcanza el 280% a las 54 horas y llega al 370% de su cantidad inicial en apenas 72. En cuanto a la vitamina C contenida en el trigo aumenta un 600% en los primeros días de germinación y su vitamina E se triplica en sólo cuatro días. Por lo que respecta al volumen y contenido de agua, pasa a ser de entre un 5 y un 10% en la semilla a ser de en torno a un 70% en el germinado. Estos porcentajes dicen mucho acerca del potencial nutritivo de estos productos.
Pero, ¿qué se necesita para hacer germinar una semilla? Pues algo tan sencillo como ponerlas en contacto con agua, calor y oxígeno. Tal y como cuenta la naturópata y dietista Luisa Martín Rueda en su libro Más energía y salud con los germinados basta con estos tres elementos para que sus enzimas -llamadas diastasas- se activen y den lugar a nuevas metamorfosis. Así, por ejemplo:
Las sustancias nutritivas contenidas en la semilla -lo que se llama el "albumen"- son predigeridas por efecto de dichas enzimas.
Las proteínas complejas se transforman en aminoácidos simples algunos de los cuales son imprescindibles para el ser humano.
Las sales minerales se multiplican.
Se sintetizan abundantes vitaminas que, de hecho, aumentan su cantidad de forma exponencial, tal y como hemos mencionado anteriormente.
Las grasas se convierten en ácidos grasos.
El almidón se reduce a maltosa y dextrina, azúcares más simples que exigen menos esfuerzo al aparato digestivo, liberan energía más rápido y producen un efecto estimulante.
Se forma la clorofila, muy similar estructuralmente a la hemoglobina y que, como ella, lleva oxígeno a las células y es un buen agente desintoxicante y regenerador del organismo.
Como vemos, parece acertada la descripción de la autora cuando afirma que las semillas germinadas son "alimentos frescos en crecimiento que aumentan su valor nutricional hasta el momento justo en que se comen a diferencia de lo que ocurre con verduras y hortalizas". Detengámonos, por tanto, en su composición nutritiva y hablemos de:
Aminoácidos esenciales. Los germinados, especialmente los de legumbres, proporcionan al organismo proteínas completas que se transforman en los ocho aminoácidos esenciales. Estos compuestos son necesarios para un sinfín de funciones y sistemas fisiológicos de tal forma que la falta de uno sólo puede favorecer la aparición de alergias, debilidad, mala digestión, deficiencias en la inmunidad o envejecimiento prematuro de las células.
Vitamina C. Los germinados de trigo, lentejas, soja, garbanzos y judías son excelentes fuentes de esta vitamina, una de las sustancias que más aumenta por efecto de la germinación. De hecho, la soja germinada incrementa su contenido en vitamina C hasta un 100% y los brotes de trigo lo aumentan en un 600% en sólo 5 días.
Betacarotenos (pro-vitamina A). El germinado de alfalfa, por ejemplo, contiene más betacarotenos que verduras como el tomate o el pimiento verde y muchas frutas. Los germinados de col y de guisantes también son excelentes fuentes de esta vitamina que el cuerpo absorbe en forma de betacarotenos y que es esencial para el crecimiento, el desarrollo, la buena vista y el aparato reproductor.
Vitamina B: la tiamina (B1), la riboflavina (B2) y la niacina (B3) son especialmente abundantes en los germinados de alfalfa, trigo, girasol, centeno y sésamo. Contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso.
Vitamina E. El trigo germinado llega a incrementar hasta tres veces su contenido de esta vitamina que actúa como antioxidante celular y que es un excelente protector del corazón y un buen tonificante.
Vitamina K. Se encuentra en abundancia en la alfalfa germinada. Posee propiedades coagulantes.
Clorofila. Las semillas germinadas que más clorofila sintetizan son las de trigo y las de alfalfa. Diversos autores consideran que este colorante de estructura similar a la hemoglobina humana es absorbido directamente por la sangre a través del sistema linfático. Una vez en el torrente sanguíneo activa el metabolismo celular, mejora la defensa, resistencia y capacidad regeneradora de las células así como su respiración, potencia los procesos naturales de curación, depura la sangre, frena las infecciones y equilibra la relación ácido-base en el organismo, entre otras propiedades.
Calcio. Los germinados de sésamo proporcionan más calcio que cualquier otro alimento vegetal. También son excelentes fuentes de este mineral los brotes de almendra, girasol, alfalfa y garbanzo.
Potasio. Se encuentra -incluso en cantidades que superan las de muchas frutas y hortalizas- en los brotes de almendras, sésamo, girasol, soja y judías.
Hierro. Alfalfa, fenogreco, lentejas, soja roja y soja verde germinados lo contienen en cantidades importantes.
Oligoelementos. En general los germinados contienen oligoelementos como el yodo, el zinc, el selenio, el silicio, el cromo y el cobalto.
Enzimas. Cuando se comen crudas las enzimas de las semillas germinadas -llamadas diastasas- facilitan la digestión de la fibra, las proteínas y las grasas.
SUS PROPIEDADES TERAPÉUTICAS
Además de por sus inigualables propiedades nutritivas los germinados son sobradamente conocidos porque ayudan a prevenir enfermedades o a tratarlas en el caso de que ya se hayan manifestado. Entre estas capacidades terapéuticas destacan las siguientes:
favorecen los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de residuos almacenados en los tejidos o en la sangre.
fortalecen el sistema inmune.
combaten la acción de los radicales libres.
estimulan las secreciones del páncreas.
facilitan la digestión al activar los procesos de regeneración y desinflamación del aparato digestivo lo que a su vez revitaliza los mecanismos metabólicos internos.
mejoran el funcionamiento intestinal lo que resulta un alivio para quienes padecen estreñimiento. Además fortalecen el intestino y la flora intestinal y contribuyen a eliminar gases y desechos.
rebajan el índice de colesterol.
tonifican el sistema nervioso.
ayudan a mantener la elasticidad de las arterias.
contribuyen a mantener la vitalidad del sistema glandular.
retrasan el envejecimiento: sus componentes permiten que las células del cuerpo se mantengan jóvenes durante más tiempo.
favorecen en general el metabolismo por su acción reconstituyente.
SÓLO VENTAJAS
Es evidente pues que los germinados son alimentos muy nutritivos y vitales. Y si además los germinamos en casa (vea cómo en el recuadro adjunto) serán también muy económicos ya que para disponer de ellos no tendrá que invertir en maquinaria, química, transporte, empaquetado, intermediarios, etc. Teniendo además la seguridad de consumir un producto que no ha sido adulterado ni rociado con insecticidas o fertilizantes químicos, del que se puede disponer en cualquier época del año -son una excepcional alternativa cuando en invierno escasean las verduras y hortalizas o bien nos llegan cultivadas con exceso de química y en invernaderos- y con la garantía de que sus nutrientes son de alta calidad biológica pues de lo contrario la semilla no germinaría. Por otro lado, aportan la ventaja innegable de que el organismo los digiere y asimila fácilmente tanto ingeridos crudos tal cual o añadidos a ensaladas, guarniciones, sopas, purés, salteados, salsas, tortillas, bocadillos, etc. Incluso se sabe que en su forma germinada las legumbres no generan los problemas de flatulencia que hacen que algunas personas no puedan disfrutarlas.
En fin, como vemos se trata de un verdadero regalo de la naturaleza que podemos cultivar nosotros mismos y llevar a la mesa. No estaría de más, por tanto, probarlos aunque sólo sea por curiosidad y comprobar lo que afirman los especialistas en Nutrición: que aportan excepcionales beneficios nutricionales y terapéuticos y que cuando los tomamos nos suministran auténtica energía vital concentrada que alarga y da salud a nuestra vida.
Laura Jimeno
Cómo hacer germinados en casa
Una de las ventajas más importantes de los germinados es que podemos producirlos y conservarlos en nuestra propia casa de forma tan sencilla como explicamos a continuación.
Lo primero que hay que hacer, una vez adquiridas, es poner en remojo las semillas en un bote de cristal. Eso sí, han de ser semillas de alta calidad biológica que no hayan sido tostadas o congeladas y el recipiente será necesariamente de vidrio y de boca ancha que se cubrirá con una gasa sujeta por una goma elástica. Se puede utilizar cualquier semilla pero las más apreciadas son las de soja verde, alfalfa, trigo, cebada, avena, calabaza, girasol, sésamo, berro y rábano. En cuanto al tiempo de remojo oscilará entre las 9 a 12 horas de la alfalfa y el fenogreco o las 12 a 15 de las lentejas, garbanzos, soja, etc.
Transcurrido ese tiempo se quita el agua y se enjuagan las semillas.
Después se deja el frasco en un lugar cálido y oscuro. Debe procurarse que esté inclinado para facilitar la salida del exceso de agua. Bastará mantener las semillas húmedas porque mucha agua o poco aire podrían crear hongos y moho.
Dos o tres veces al día será necesario enjuagar los granos escurriéndolos posteriormente y colocando el bote de nuevo boca abajo. Esto deberá hacerse entre 2 y 5 días, momento en el que empezaremos a ver los brotes.
Cuando estos tengan 2 o 3 cms. de largo se expondrán a la luz solar indirecta durante unas 2 horas para que las hojas se pongan de color verde, es decir, para que se forme la clorofila con la que se favorece el aumento de la vitamina C.
Una vez terminado el proceso de germinación los brotes se pueden guardar en la nevera donde se conservarán sin problema durante más o menos una semana.
Indicaciones terapéuticas y nutricionales
Diversos autores han recopilado las indicaciones tanto terapéuticas como nutricionales de los germinados más consumidos:
Alfalfa: es uno de los germinados más completos y más consumidos por su agradable sabor. Contiene vitaminas A, B, C, E y K además de calcio, magnesio, potasio, hierro, selenio y zinc y los aminoácidos más importantes. Es remineralizante y combate la fatiga y la debilidad.
Arroz integral: en su forma germinada es rico en vitamina B, fósforo, potasio, magnesio, sodio, calcio y silicio. Ayuda a la adecuada conservación de huesos y dientes.
Avena: es la semilla germinada más recomendable en caso de trastornos nerviosos, depresiones y alteraciones del sueño. Contiene un alto contenido en silicio, necesario para el desarrollo de las estructuras musculares, cerebrales y nerviosas. También contiene vitaminas B y E, proteínas, carbohidratos, fibra y minerales.
Berro: se le considera muy adecuado para combatir los síntomas de la fatiga primaveral. Además de alcalinizar y depurar la sangre neutraliza el exceso de toxinas. También regula el metabolismo. Es rico en hierro, fósforo, manganeso, cobre, zinc, yodo, calcio y vitaminas A, B2, E y especialmente C.
Fenogreco: es un limpiador sanguíneo y renal que se recomienda para levantar el ánimo decaído y para reforzar el organismo. Además estimula las funciones digestivas y hepáticas y otorga un agradable olor al sudor de quienes lo consumen. Contiene abundante fósforo y hierro.
Garbanzos: germinados no producen gases durante la digestión. Son ricos en carbohidratos, fibra, calcio, proteínas, magnesio, potasio y vitaminas A y C.
Guisantes: proporcionan clorofila, proteínas, carbohidratos, fibra, vitamina A, hierro, potasio y magnesio.
Lentejas: en brotes retrasan el envejecimiento y son ricas en proteínas, vitamina C y hierro.
Maíz: tiene un alto contenido en magnesio, necesario para conservar la tensión muscular especialmente en el tracto intestinal.
Mostaza: es el germinado más picante. Adecuado para tratar trastornos digestivos como gastritis, enteritis, etc. Es rica en vitamina C, proteínas y lípidos.
Pipas de calabaza: contienen proteínas, vitamina E, fósforo, hierro y zinc.
Pipas de girasol: ricas en proteínas, grasas insaturadas, vitaminas B y E, calcio, hierro, fósforo, potasio y magnesio.
Rábano: útil para combatir digestiones pesadas y para calmar la tos. Contiene abundante clorofila.
Sésamo: sus semillas son una buena fuente de fibra, proteínas, vitaminas B y E, magnesio, potasio, hierro, fósforo y calcio.
Soja verde: germinada contiene proteínas que dan lugar al aminoácido metionina, de efecto relajante. También fortalece el sistema nervioso y contribuye a rebajar el exceso de colesterol. Sus semillas germinadas son ricas en vitaminas A, C, hierro y potasio.
Trigo: germinado tiene sabor dulce por los carbohidratos que contiene. Además es rico en proteínas, magnesio, fósforo y vitaminas B y E. Previene infecciones, remineraliza, regenera las células y sirve para tratar trastornos nerviosos.
Redescubiertos por los consumidores occidentales hace apenas 25 años los germinados son el alimento "vivo" más antiguo que se conoce. De hecho, las primeras referencias se remontan a la China de hace seis milenios donde, además de como alimento, se empleaban a modo de remedio terapéutico para tratar diversas dolencias. Pero no sería hasta el siglo XVIII cuando se conocerían en Europa sus poderosos efectos antiescorbúticos de la mano del legendario Capitán Cook quien durante más de tres años consiguió que ningún miembro de su tripulación muriera de escorbuto por falta de vitamina C suministrándoles a diario un té elaborado con judías germinadas. Posteriormente, ya en el siglo XX, se ha contrastado que las semillas germinadas son el remedio más barato y efectivo para combatir esta grave dolencia. Y no sólo eso porque también se sabe que sus enzimas, vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos y clorofila les confieren unas interesantes propiedades antioxidantes, desintoxicantes, inmunoestimuladoras, reconstituyentes, favorecedoras de la regulación intestinal y tonificantes del sistema nervioso.
En resumen, comer semillas germinadas es comer vida con lo que ello significa de incorporar vigor y energía a todas las células del cuerpo.
SANOS Y NUTRITIVOS
Una de las ventajas más significativas de los germinados es el hecho de que hacen fácilmente digerible aquello que por sí mismo no lo es. Nos referimos a que muchas semillas -de cereales o leguminosas, por ejemplo- son alimentos que los humanos no podemos comer tal cual porque crudas resultan difíciles de digerir y, sin embargo, al germinar se convierten en un alimento fácilmente asimilable que libera todos sus nutrientes encapsulados y aumenta de forma espectacular el valor nutricional de la propia semilla y hasta de la planta o fruto a la que hubiera dado lugar. Un simple dato: al germinar las semillas pueden aumentan su peso un 600% y su volumen un 2.900%. Y lo mismo ocurre con sus aportes de nutrientes. Por ejemplo, en la soja germinada el contenido de vitamina A y carotenos se duplica en sólo 2 días, alcanza el 280% a las 54 horas y llega al 370% de su cantidad inicial en apenas 72. En cuanto a la vitamina C contenida en el trigo aumenta un 600% en los primeros días de germinación y su vitamina E se triplica en sólo cuatro días. Por lo que respecta al volumen y contenido de agua, pasa a ser de entre un 5 y un 10% en la semilla a ser de en torno a un 70% en el germinado. Estos porcentajes dicen mucho acerca del potencial nutritivo de estos productos.
Pero, ¿qué se necesita para hacer germinar una semilla? Pues algo tan sencillo como ponerlas en contacto con agua, calor y oxígeno. Tal y como cuenta la naturópata y dietista Luisa Martín Rueda en su libro Más energía y salud con los germinados basta con estos tres elementos para que sus enzimas -llamadas diastasas- se activen y den lugar a nuevas metamorfosis. Así, por ejemplo:
Las sustancias nutritivas contenidas en la semilla -lo que se llama el "albumen"- son predigeridas por efecto de dichas enzimas.
Las proteínas complejas se transforman en aminoácidos simples algunos de los cuales son imprescindibles para el ser humano.
Las sales minerales se multiplican.
Se sintetizan abundantes vitaminas que, de hecho, aumentan su cantidad de forma exponencial, tal y como hemos mencionado anteriormente.
Las grasas se convierten en ácidos grasos.
El almidón se reduce a maltosa y dextrina, azúcares más simples que exigen menos esfuerzo al aparato digestivo, liberan energía más rápido y producen un efecto estimulante.
Se forma la clorofila, muy similar estructuralmente a la hemoglobina y que, como ella, lleva oxígeno a las células y es un buen agente desintoxicante y regenerador del organismo.
Como vemos, parece acertada la descripción de la autora cuando afirma que las semillas germinadas son "alimentos frescos en crecimiento que aumentan su valor nutricional hasta el momento justo en que se comen a diferencia de lo que ocurre con verduras y hortalizas". Detengámonos, por tanto, en su composición nutritiva y hablemos de:
Aminoácidos esenciales. Los germinados, especialmente los de legumbres, proporcionan al organismo proteínas completas que se transforman en los ocho aminoácidos esenciales. Estos compuestos son necesarios para un sinfín de funciones y sistemas fisiológicos de tal forma que la falta de uno sólo puede favorecer la aparición de alergias, debilidad, mala digestión, deficiencias en la inmunidad o envejecimiento prematuro de las células.
Vitamina C. Los germinados de trigo, lentejas, soja, garbanzos y judías son excelentes fuentes de esta vitamina, una de las sustancias que más aumenta por efecto de la germinación. De hecho, la soja germinada incrementa su contenido en vitamina C hasta un 100% y los brotes de trigo lo aumentan en un 600% en sólo 5 días.
Betacarotenos (pro-vitamina A). El germinado de alfalfa, por ejemplo, contiene más betacarotenos que verduras como el tomate o el pimiento verde y muchas frutas. Los germinados de col y de guisantes también son excelentes fuentes de esta vitamina que el cuerpo absorbe en forma de betacarotenos y que es esencial para el crecimiento, el desarrollo, la buena vista y el aparato reproductor.
Vitamina B: la tiamina (B1), la riboflavina (B2) y la niacina (B3) son especialmente abundantes en los germinados de alfalfa, trigo, girasol, centeno y sésamo. Contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso.
Vitamina E. El trigo germinado llega a incrementar hasta tres veces su contenido de esta vitamina que actúa como antioxidante celular y que es un excelente protector del corazón y un buen tonificante.
Vitamina K. Se encuentra en abundancia en la alfalfa germinada. Posee propiedades coagulantes.
Clorofila. Las semillas germinadas que más clorofila sintetizan son las de trigo y las de alfalfa. Diversos autores consideran que este colorante de estructura similar a la hemoglobina humana es absorbido directamente por la sangre a través del sistema linfático. Una vez en el torrente sanguíneo activa el metabolismo celular, mejora la defensa, resistencia y capacidad regeneradora de las células así como su respiración, potencia los procesos naturales de curación, depura la sangre, frena las infecciones y equilibra la relación ácido-base en el organismo, entre otras propiedades.
Calcio. Los germinados de sésamo proporcionan más calcio que cualquier otro alimento vegetal. También son excelentes fuentes de este mineral los brotes de almendra, girasol, alfalfa y garbanzo.
Potasio. Se encuentra -incluso en cantidades que superan las de muchas frutas y hortalizas- en los brotes de almendras, sésamo, girasol, soja y judías.
Hierro. Alfalfa, fenogreco, lentejas, soja roja y soja verde germinados lo contienen en cantidades importantes.
Oligoelementos. En general los germinados contienen oligoelementos como el yodo, el zinc, el selenio, el silicio, el cromo y el cobalto.
Enzimas. Cuando se comen crudas las enzimas de las semillas germinadas -llamadas diastasas- facilitan la digestión de la fibra, las proteínas y las grasas.
SUS PROPIEDADES TERAPÉUTICAS
Además de por sus inigualables propiedades nutritivas los germinados son sobradamente conocidos porque ayudan a prevenir enfermedades o a tratarlas en el caso de que ya se hayan manifestado. Entre estas capacidades terapéuticas destacan las siguientes:
favorecen los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de residuos almacenados en los tejidos o en la sangre.
fortalecen el sistema inmune.
combaten la acción de los radicales libres.
estimulan las secreciones del páncreas.
facilitan la digestión al activar los procesos de regeneración y desinflamación del aparato digestivo lo que a su vez revitaliza los mecanismos metabólicos internos.
mejoran el funcionamiento intestinal lo que resulta un alivio para quienes padecen estreñimiento. Además fortalecen el intestino y la flora intestinal y contribuyen a eliminar gases y desechos.
rebajan el índice de colesterol.
tonifican el sistema nervioso.
ayudan a mantener la elasticidad de las arterias.
contribuyen a mantener la vitalidad del sistema glandular.
retrasan el envejecimiento: sus componentes permiten que las células del cuerpo se mantengan jóvenes durante más tiempo.
favorecen en general el metabolismo por su acción reconstituyente.
SÓLO VENTAJAS
Es evidente pues que los germinados son alimentos muy nutritivos y vitales. Y si además los germinamos en casa (vea cómo en el recuadro adjunto) serán también muy económicos ya que para disponer de ellos no tendrá que invertir en maquinaria, química, transporte, empaquetado, intermediarios, etc. Teniendo además la seguridad de consumir un producto que no ha sido adulterado ni rociado con insecticidas o fertilizantes químicos, del que se puede disponer en cualquier época del año -son una excepcional alternativa cuando en invierno escasean las verduras y hortalizas o bien nos llegan cultivadas con exceso de química y en invernaderos- y con la garantía de que sus nutrientes son de alta calidad biológica pues de lo contrario la semilla no germinaría. Por otro lado, aportan la ventaja innegable de que el organismo los digiere y asimila fácilmente tanto ingeridos crudos tal cual o añadidos a ensaladas, guarniciones, sopas, purés, salteados, salsas, tortillas, bocadillos, etc. Incluso se sabe que en su forma germinada las legumbres no generan los problemas de flatulencia que hacen que algunas personas no puedan disfrutarlas.
En fin, como vemos se trata de un verdadero regalo de la naturaleza que podemos cultivar nosotros mismos y llevar a la mesa. No estaría de más, por tanto, probarlos aunque sólo sea por curiosidad y comprobar lo que afirman los especialistas en Nutrición: que aportan excepcionales beneficios nutricionales y terapéuticos y que cuando los tomamos nos suministran auténtica energía vital concentrada que alarga y da salud a nuestra vida.
Laura Jimeno
Cómo hacer germinados en casa
Una de las ventajas más importantes de los germinados es que podemos producirlos y conservarlos en nuestra propia casa de forma tan sencilla como explicamos a continuación.
Lo primero que hay que hacer, una vez adquiridas, es poner en remojo las semillas en un bote de cristal. Eso sí, han de ser semillas de alta calidad biológica que no hayan sido tostadas o congeladas y el recipiente será necesariamente de vidrio y de boca ancha que se cubrirá con una gasa sujeta por una goma elástica. Se puede utilizar cualquier semilla pero las más apreciadas son las de soja verde, alfalfa, trigo, cebada, avena, calabaza, girasol, sésamo, berro y rábano. En cuanto al tiempo de remojo oscilará entre las 9 a 12 horas de la alfalfa y el fenogreco o las 12 a 15 de las lentejas, garbanzos, soja, etc.
Transcurrido ese tiempo se quita el agua y se enjuagan las semillas.
Después se deja el frasco en un lugar cálido y oscuro. Debe procurarse que esté inclinado para facilitar la salida del exceso de agua. Bastará mantener las semillas húmedas porque mucha agua o poco aire podrían crear hongos y moho.
Dos o tres veces al día será necesario enjuagar los granos escurriéndolos posteriormente y colocando el bote de nuevo boca abajo. Esto deberá hacerse entre 2 y 5 días, momento en el que empezaremos a ver los brotes.
Cuando estos tengan 2 o 3 cms. de largo se expondrán a la luz solar indirecta durante unas 2 horas para que las hojas se pongan de color verde, es decir, para que se forme la clorofila con la que se favorece el aumento de la vitamina C.
Una vez terminado el proceso de germinación los brotes se pueden guardar en la nevera donde se conservarán sin problema durante más o menos una semana.
Indicaciones terapéuticas y nutricionales
Diversos autores han recopilado las indicaciones tanto terapéuticas como nutricionales de los germinados más consumidos:
Alfalfa: es uno de los germinados más completos y más consumidos por su agradable sabor. Contiene vitaminas A, B, C, E y K además de calcio, magnesio, potasio, hierro, selenio y zinc y los aminoácidos más importantes. Es remineralizante y combate la fatiga y la debilidad.
Arroz integral: en su forma germinada es rico en vitamina B, fósforo, potasio, magnesio, sodio, calcio y silicio. Ayuda a la adecuada conservación de huesos y dientes.
Avena: es la semilla germinada más recomendable en caso de trastornos nerviosos, depresiones y alteraciones del sueño. Contiene un alto contenido en silicio, necesario para el desarrollo de las estructuras musculares, cerebrales y nerviosas. También contiene vitaminas B y E, proteínas, carbohidratos, fibra y minerales.
Berro: se le considera muy adecuado para combatir los síntomas de la fatiga primaveral. Además de alcalinizar y depurar la sangre neutraliza el exceso de toxinas. También regula el metabolismo. Es rico en hierro, fósforo, manganeso, cobre, zinc, yodo, calcio y vitaminas A, B2, E y especialmente C.
Fenogreco: es un limpiador sanguíneo y renal que se recomienda para levantar el ánimo decaído y para reforzar el organismo. Además estimula las funciones digestivas y hepáticas y otorga un agradable olor al sudor de quienes lo consumen. Contiene abundante fósforo y hierro.
Garbanzos: germinados no producen gases durante la digestión. Son ricos en carbohidratos, fibra, calcio, proteínas, magnesio, potasio y vitaminas A y C.
Guisantes: proporcionan clorofila, proteínas, carbohidratos, fibra, vitamina A, hierro, potasio y magnesio.
Lentejas: en brotes retrasan el envejecimiento y son ricas en proteínas, vitamina C y hierro.
Maíz: tiene un alto contenido en magnesio, necesario para conservar la tensión muscular especialmente en el tracto intestinal.
Mostaza: es el germinado más picante. Adecuado para tratar trastornos digestivos como gastritis, enteritis, etc. Es rica en vitamina C, proteínas y lípidos.
Pipas de calabaza: contienen proteínas, vitamina E, fósforo, hierro y zinc.
Pipas de girasol: ricas en proteínas, grasas insaturadas, vitaminas B y E, calcio, hierro, fósforo, potasio y magnesio.
Rábano: útil para combatir digestiones pesadas y para calmar la tos. Contiene abundante clorofila.
Sésamo: sus semillas son una buena fuente de fibra, proteínas, vitaminas B y E, magnesio, potasio, hierro, fósforo y calcio.
Soja verde: germinada contiene proteínas que dan lugar al aminoácido metionina, de efecto relajante. También fortalece el sistema nervioso y contribuye a rebajar el exceso de colesterol. Sus semillas germinadas son ricas en vitaminas A, C, hierro y potasio.
Trigo: germinado tiene sabor dulce por los carbohidratos que contiene. Además es rico en proteínas, magnesio, fósforo y vitaminas B y E. Previene infecciones, remineraliza, regenera las células y sirve para tratar trastornos nerviosos.
CEREALES: EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
Los cereales no sólo constituyen un alimento energético sino que en su composición entran la mayor parte de los aminoácidos fundamentales para la vida lo que les hace ser parte importante del equilibrio nutricional que, en definitiva, es lo que mantiene la salud.
El trigo, la avena, el centeno, el mijo, el arroz, la cebada y el maíz han acompañado al ser humano desde sus orígenes y son, sin duda alguna, factores que han facilitado a nuestra especie su situación actual en la pirámide evolutiva.
LOS BENEFICIOSOS EFECTOS DE LOS CEREALES
La composición química de los alimentos no es nunca simple. Ni toda la carne está constituida por proteínas puras, ni las verduras son simplemente fibra, ni los cereales son sólo hidratos de carbono. Eso sí, la parte fundamental de este grupo de alimentos es un carbohidrato, el almidón, que además necesita ser descompuesto por el calor para poder ser asimilado. Pero los cereales, además de tener la mayor parte de los aminoácidos llamados "esenciales", cuentan en su composición con muchos minerales: silicio, azufre, fósforo, cloro, sodio, potasio, magnesio, hierro y flúor. Y también aportan gran cantidad de vitaminas, especialmente del grupo B y la E, tan de moda actualmente como antioxidante. Y además tienen elementos indigeribles que forman esa parte tan importante de la alimentación humana que es la fibra vegetal. Pero además los cereales tienen una gran ventaja sobre el resto de las féculas: una vez "preparados" por el calor sus hidratos de carbono se absorben inmediatamente, incluso desde la misma mucosa de la boca y, por supuesto, en los primeros tramos del intestino. Ello hace que puedan ser utilizados de manera rápida como fuente de energía inmediata por el organismo, lo que constituye precisamente la razón del éxito de los copos de cereales o del muesli en el desayuno, que realmente proporcionan una sensación -desde luego, real- de aumento de la energía precisamente por la mañana, cuando el organismo "se pone en marcha" metabólicamente y necesita el combustible adecuado.
Pero veámoslos con más detenimiento.
EL TRIGO
Divinizado por la religión cristiana ha sido durante siglos la base de la alimentación humana aunque en la actualidad ha descendido mucho su consumo a favor de las proteínas y las grasas. De todas formas, sigue siendo el alimento por excelencia y elemento fundamental para el equilibrio de nuestra dieta. Y eso que ya no es lo que era. El pan tradicional es mucho más nutritivo que el actual: la preparación a base de harina molida en molino de piedra y pasada por el cernedor conservaba una serie de elementos bioquímicos que hoy se pierden en el proceso de panificación actual como parte de los aminoácidos esenciales y gran parte del sílice que existe en la cáscara.
Pero al añadir parte del salvado en la cubierta del grano, en el pan integral se recuperan algunos de los elementos perdidos, especialmente la fibra indigerible, fundamental para la fabricación de bolo fecal; es decir, para evitar el estreñimiento que es la cruz de nuestra cultura y uno de los precios que pagamos por nuestra cómoda forma de vida.
En cuanto al denostado gluten, su consumo está vedado a los pacientes de celiaquía -esa enfermedad congénita que impide la absorción de ciertos principios inmediatos y que se caracteriza por la intolerancia a ese compuesto de los cereales-, pero precisamente es en el gluten donde reside la máxima concentración de aminoácidos esenciales que convierten al pan en un alimento casi perfecto.
EL ARROZ
Es el alimento de la otra mitad del mundo. En su composición entran muchos menos aminoácidos y minerales que, por otro lado se encuentran casi exclusivamente en la cáscara. Por eso el arroz blanco, sin cáscara, es un alimento mucho menos rico que el trigo ya que no posee vitaminas, hierro ni cobre y su aporte nutritivo es exclusivamente de hidratos de carbono de utilización inmediata.
Pero eso, por otra parte, es muy útil ya que el arroz es un magnífico alimento para las situaciones de enfermedad digestiva -especialmente diarreas y gastritis- por requerir muy poco trabajo digestivo y apenas dejar residuo. El arroz integral, en cambio, no presenta esos inconvenientes y además la cáscara es muy rica en vitaminas del grupo B, especialmente la B6, que evita esa terrible plaga del extremo Oriente que es el beri-beri.
LA CEBADA
Es el segundo cereal en consumo en nuestra sociedad pero raramente se mastica. Menos rico en aminoácidos que el trigo, contiene sin embargo gran cantidad de vitamina A y E así como una serie de sustancias que la hacen particularmente digestiva y refrescante.
Por eso se utiliza masivamente en la confección de cerveza y en nuestro país se toma popularmente en infusión-el agua de cebada-, mezclada habitualmente con zumo de limón y algo de azúcar. En esas condiciones (y también la cerveza) es muy diurética y ligeramente laxante. Aunque posiblemente su éxito radique en una sustancia que se forma en pequeñas cantidades en el grano germinado, que es el que se usa para la confección de cerveza. Se trata de un alcaloide, la hordenina, que puede considerarse el más sencillo de una serie presente mayoritariamente en el peyote mexicano y con los que comparte sus efectos psicoactivos.
EL MAÍZ
Originario de América y cultivado actualmente en toda la zona templada a lo ancho del mundo, el maíz es todavía uno de los grandes misterios biológicos de nuestro tiempo. Es el único cereal del que no se conocen variedades silvestres y hasta hace muy poco no ha sufrido hibridaciones pese a lo que se conocen más de trescientas variedades.
El grano de maíz posee prácticamente todos los aminoácidos necesarios para la vida además de gran cantidad de vitaminas, oligoelementos, ácidos grasos poliinsaturados (compiten con el colesterol del organismo) y globulinas.
La cocina del maíz es posiblemente la más antigua del planeta y sus recetas no han cambiado desde la más remota antigüedad excepto por la popularidad que han alcanzado a lo largo del último siglo sus granos tostados e inflados -las famosas palomitas-, que se consumen como frutos secos y aperitivos en todo el planeta.
LA AVENA
Es el cereal de más compleja composición química. Además de almidón, grasas, lecitina y otros muchos aminoácidos contiene saponina, un principio activo al que se achacan muchas de sus virtudes medicinales y que permiten el uso de su grano para la confección de jabones naturales sin grasas, muy utilizados en dermatología y cosmética.
La harina de avena -y, sobre todo sus copos- son muy populares hoy en la alimentación infantil.
Receta
LA AREPA DE MAÍZ
Puede usarse indistintamente la harina de maíz que se vende en el comercio o el grano. Si se opta por la segunda posibilidad, se desgranan las mazorcas tiernas o secas de maíz o -mucho más fácil- se abre una lata de maíz en grano y se cuece en abundante agua, sin sal hasta que esté tierno (si es seco) o unos diez minutos si es fresco.
A continuación se cuela y se tritura hasta que quede una masa fina. En ese momento se añade sal, pimienta y la optativa albahaca, y se confeccionan unas bolas que se van aplastando hasta darles forma redonda y una espesor de poco menos de un centímetro.
Pueden ponerse al horno o sobre una plancha caliente ligeramente engrasada con mantequilla hasta que se doren. Una interesante variante es mezclar la masa antes de dorarla con un huevo batido que de consistencia a la arepa.
Se sirven calientes, acompañando al plato fuerte de carne o pescado.
La pasta de maíz, además, antes de dorarla, puede ejercer como una magnífica mascarilla de belleza revitalizante: su gran riqueza en almidón la hacen astringente y su alto contenido en aceite proporciona una hidratación importante a la piel.
Receta
LOS COPOS DE CEREALES: EL DESAYUNO PERFECTO
Desayunar con cereales se está poniendo de moda y con razón. A fin de cuentas, el desayuno -como su nombre indica- es la primera comida del día y debe cumplir una serie de requisitos para mantener ese equilibrio que es fundamental para nuestra salud. Por otra parte, la puesta en marcha del organismo por la mañana requiere un alimento fácil de digerir y con las suficientes calorías para iniciar la actividad diaria.
Un desayuno perfecto debería incluir pues un 25% de las calorías necesarias para la actividad diaria, ser bajo en grasas y alto en hidratos de carbono y fibra indigerible; además, la mañana es un buen momento para aportar las vitaminas necesarias para nuestro buen funcionamiento.
Todas esas condiciones las llenan los cereales que, deshidratados y en forma de copos, pueden mezclarse con leche o zumo de cítricos y tienen la ventaja de su rápida preparación, lo que no es poco en nuestra acelerada sociedad actual.
Receta
GALLETAS: OTRA FORMA DE COMER CEREALES
Los cereales han sido siempre -y siguen siéndolo- un componente básico de la dieta del hombre -especialmente los integrales- pero hoy además pueden consumirse de maneras muy diferentes. Una de ellas -de las más populares- como componente de las galletas, alimento ideal para tomar tanto en el desayuno como en la merienda o -¿por qué no?- a cualquier hora del día. De hecho, existen en el mercado múltiples tipos y marcas de galletas que contienen cereales y que, en muchos casos, están enriquecidas con fibra, vitaminas, minerales -especialmente hierro, zinc, magnesio y ácido fólico- así como ácidos grasos Omega 3, lo que supone un complemento para la dieta que sin duda ayuda al organismo a alcanzar el equilibrio alimentario adecuado para mantenerse sano. Es importante añadir que tomadas con moderación -abusar no es bueno nunca con ningún alimento- no engordan. De hecho, lo que engorda siempre es la mezcla de hidratos de carbono con grasas saturadas por lo que quien las ingiere sin mezclar no corre ese riesgo. Andres Rodriguez-Alarcón
El trigo, la avena, el centeno, el mijo, el arroz, la cebada y el maíz han acompañado al ser humano desde sus orígenes y son, sin duda alguna, factores que han facilitado a nuestra especie su situación actual en la pirámide evolutiva.
LOS BENEFICIOSOS EFECTOS DE LOS CEREALES
La composición química de los alimentos no es nunca simple. Ni toda la carne está constituida por proteínas puras, ni las verduras son simplemente fibra, ni los cereales son sólo hidratos de carbono. Eso sí, la parte fundamental de este grupo de alimentos es un carbohidrato, el almidón, que además necesita ser descompuesto por el calor para poder ser asimilado. Pero los cereales, además de tener la mayor parte de los aminoácidos llamados "esenciales", cuentan en su composición con muchos minerales: silicio, azufre, fósforo, cloro, sodio, potasio, magnesio, hierro y flúor. Y también aportan gran cantidad de vitaminas, especialmente del grupo B y la E, tan de moda actualmente como antioxidante. Y además tienen elementos indigeribles que forman esa parte tan importante de la alimentación humana que es la fibra vegetal. Pero además los cereales tienen una gran ventaja sobre el resto de las féculas: una vez "preparados" por el calor sus hidratos de carbono se absorben inmediatamente, incluso desde la misma mucosa de la boca y, por supuesto, en los primeros tramos del intestino. Ello hace que puedan ser utilizados de manera rápida como fuente de energía inmediata por el organismo, lo que constituye precisamente la razón del éxito de los copos de cereales o del muesli en el desayuno, que realmente proporcionan una sensación -desde luego, real- de aumento de la energía precisamente por la mañana, cuando el organismo "se pone en marcha" metabólicamente y necesita el combustible adecuado.
Pero veámoslos con más detenimiento.
EL TRIGO
Divinizado por la religión cristiana ha sido durante siglos la base de la alimentación humana aunque en la actualidad ha descendido mucho su consumo a favor de las proteínas y las grasas. De todas formas, sigue siendo el alimento por excelencia y elemento fundamental para el equilibrio de nuestra dieta. Y eso que ya no es lo que era. El pan tradicional es mucho más nutritivo que el actual: la preparación a base de harina molida en molino de piedra y pasada por el cernedor conservaba una serie de elementos bioquímicos que hoy se pierden en el proceso de panificación actual como parte de los aminoácidos esenciales y gran parte del sílice que existe en la cáscara.
Pero al añadir parte del salvado en la cubierta del grano, en el pan integral se recuperan algunos de los elementos perdidos, especialmente la fibra indigerible, fundamental para la fabricación de bolo fecal; es decir, para evitar el estreñimiento que es la cruz de nuestra cultura y uno de los precios que pagamos por nuestra cómoda forma de vida.
En cuanto al denostado gluten, su consumo está vedado a los pacientes de celiaquía -esa enfermedad congénita que impide la absorción de ciertos principios inmediatos y que se caracteriza por la intolerancia a ese compuesto de los cereales-, pero precisamente es en el gluten donde reside la máxima concentración de aminoácidos esenciales que convierten al pan en un alimento casi perfecto.
EL ARROZ
Es el alimento de la otra mitad del mundo. En su composición entran muchos menos aminoácidos y minerales que, por otro lado se encuentran casi exclusivamente en la cáscara. Por eso el arroz blanco, sin cáscara, es un alimento mucho menos rico que el trigo ya que no posee vitaminas, hierro ni cobre y su aporte nutritivo es exclusivamente de hidratos de carbono de utilización inmediata.
Pero eso, por otra parte, es muy útil ya que el arroz es un magnífico alimento para las situaciones de enfermedad digestiva -especialmente diarreas y gastritis- por requerir muy poco trabajo digestivo y apenas dejar residuo. El arroz integral, en cambio, no presenta esos inconvenientes y además la cáscara es muy rica en vitaminas del grupo B, especialmente la B6, que evita esa terrible plaga del extremo Oriente que es el beri-beri.
LA CEBADA
Es el segundo cereal en consumo en nuestra sociedad pero raramente se mastica. Menos rico en aminoácidos que el trigo, contiene sin embargo gran cantidad de vitamina A y E así como una serie de sustancias que la hacen particularmente digestiva y refrescante.
Por eso se utiliza masivamente en la confección de cerveza y en nuestro país se toma popularmente en infusión-el agua de cebada-, mezclada habitualmente con zumo de limón y algo de azúcar. En esas condiciones (y también la cerveza) es muy diurética y ligeramente laxante. Aunque posiblemente su éxito radique en una sustancia que se forma en pequeñas cantidades en el grano germinado, que es el que se usa para la confección de cerveza. Se trata de un alcaloide, la hordenina, que puede considerarse el más sencillo de una serie presente mayoritariamente en el peyote mexicano y con los que comparte sus efectos psicoactivos.
EL MAÍZ
Originario de América y cultivado actualmente en toda la zona templada a lo ancho del mundo, el maíz es todavía uno de los grandes misterios biológicos de nuestro tiempo. Es el único cereal del que no se conocen variedades silvestres y hasta hace muy poco no ha sufrido hibridaciones pese a lo que se conocen más de trescientas variedades.
El grano de maíz posee prácticamente todos los aminoácidos necesarios para la vida además de gran cantidad de vitaminas, oligoelementos, ácidos grasos poliinsaturados (compiten con el colesterol del organismo) y globulinas.
La cocina del maíz es posiblemente la más antigua del planeta y sus recetas no han cambiado desde la más remota antigüedad excepto por la popularidad que han alcanzado a lo largo del último siglo sus granos tostados e inflados -las famosas palomitas-, que se consumen como frutos secos y aperitivos en todo el planeta.
LA AVENA
Es el cereal de más compleja composición química. Además de almidón, grasas, lecitina y otros muchos aminoácidos contiene saponina, un principio activo al que se achacan muchas de sus virtudes medicinales y que permiten el uso de su grano para la confección de jabones naturales sin grasas, muy utilizados en dermatología y cosmética.
La harina de avena -y, sobre todo sus copos- son muy populares hoy en la alimentación infantil.
Receta
LA AREPA DE MAÍZ
Puede usarse indistintamente la harina de maíz que se vende en el comercio o el grano. Si se opta por la segunda posibilidad, se desgranan las mazorcas tiernas o secas de maíz o -mucho más fácil- se abre una lata de maíz en grano y se cuece en abundante agua, sin sal hasta que esté tierno (si es seco) o unos diez minutos si es fresco.
A continuación se cuela y se tritura hasta que quede una masa fina. En ese momento se añade sal, pimienta y la optativa albahaca, y se confeccionan unas bolas que se van aplastando hasta darles forma redonda y una espesor de poco menos de un centímetro.
Pueden ponerse al horno o sobre una plancha caliente ligeramente engrasada con mantequilla hasta que se doren. Una interesante variante es mezclar la masa antes de dorarla con un huevo batido que de consistencia a la arepa.
Se sirven calientes, acompañando al plato fuerte de carne o pescado.
La pasta de maíz, además, antes de dorarla, puede ejercer como una magnífica mascarilla de belleza revitalizante: su gran riqueza en almidón la hacen astringente y su alto contenido en aceite proporciona una hidratación importante a la piel.
Receta
LOS COPOS DE CEREALES: EL DESAYUNO PERFECTO
Desayunar con cereales se está poniendo de moda y con razón. A fin de cuentas, el desayuno -como su nombre indica- es la primera comida del día y debe cumplir una serie de requisitos para mantener ese equilibrio que es fundamental para nuestra salud. Por otra parte, la puesta en marcha del organismo por la mañana requiere un alimento fácil de digerir y con las suficientes calorías para iniciar la actividad diaria.
Un desayuno perfecto debería incluir pues un 25% de las calorías necesarias para la actividad diaria, ser bajo en grasas y alto en hidratos de carbono y fibra indigerible; además, la mañana es un buen momento para aportar las vitaminas necesarias para nuestro buen funcionamiento.
Todas esas condiciones las llenan los cereales que, deshidratados y en forma de copos, pueden mezclarse con leche o zumo de cítricos y tienen la ventaja de su rápida preparación, lo que no es poco en nuestra acelerada sociedad actual.
Receta
GALLETAS: OTRA FORMA DE COMER CEREALES
Los cereales han sido siempre -y siguen siéndolo- un componente básico de la dieta del hombre -especialmente los integrales- pero hoy además pueden consumirse de maneras muy diferentes. Una de ellas -de las más populares- como componente de las galletas, alimento ideal para tomar tanto en el desayuno como en la merienda o -¿por qué no?- a cualquier hora del día. De hecho, existen en el mercado múltiples tipos y marcas de galletas que contienen cereales y que, en muchos casos, están enriquecidas con fibra, vitaminas, minerales -especialmente hierro, zinc, magnesio y ácido fólico- así como ácidos grasos Omega 3, lo que supone un complemento para la dieta que sin duda ayuda al organismo a alcanzar el equilibrio alimentario adecuado para mantenerse sano. Es importante añadir que tomadas con moderación -abusar no es bueno nunca con ningún alimento- no engordan. De hecho, lo que engorda siempre es la mezcla de hidratos de carbono con grasas saturadas por lo que quien las ingiere sin mezclar no corre ese riesgo. Andres Rodriguez-Alarcón
ENDULZANTES NATURALES Y ARTIFICIALES
EL AZÚCAR BLANCO El consumo de azúcar o sacarosa -que se obtiene de algunos vegetales, fundamentalmente de la caña de azúcar y la remolacha- tiene actualmente un consumo absolutamente exagerado e injustificado ya que se agrega a numerosos productos alimenticios: batidos, bebidas, bollería, conservas, confituras, chicles, chocolates, dulces, embutidos, flanes, helados, licores, mermeladas, natillas, pan, pasteles, quesos, salsas, tartas, yogures, zumos, etc. De hecho en las últimas décadas su consumo se ha multiplicado por quince. Y no se justifica porque el azúcar no aporta nutriente alguno, sólo calorías vacías por lo que quien afirma que es imprescindible porque el ser humano lo necesita como combustible para vivir o es un ignorante o miente. El ser humano lo que necesita es glucosa y ésta se obtiene sin problemas con la alimentación merced sobre todo a los glúcidos o hidratos de carbono, especialmente de los cereales, frutas, legumbres, hortalizas, pastas y vegetales con la ventaja de que éstos poseen además otros numerosos oligoelementos -minerales, vitaminas, enzimas, proteínas, etc- que son metabolizados fácilmente por el organismo convirtiéndolos en glucosa. El azúcar, en cambio, pierde todas sus vitaminas y minerales en el proceso de refinado y sólo aporta lo que se ha dado en llamar "calorías vacías". Es más, el consumo de azúcar puede ser perjudicial. Tanto si se trata de azúcar refinado blanco como de azúcar moreno. Son numerosos los estudios que indican que ingerirlo puede provocar, entre otros, los siguientes problemas: Desmineralización del organismo. Fuerte déficit de vitaminas B, sobre de B1, B2 y B3. Ensanchamiento del hígado y de los riñones (al menos así ha ocurrido en experimentación con animales). Aumento del nivel de insulina en sangre así como de hormonas corticoadrenales. Sobrepeso, obesidad y problemas cardiovasculares (bien por una ingesta excesiva de azúcar sola, bien incluso tras un consumo moderado si se ingiere con alimentos grasos). Menor densidad de los huesos en los niños durante la crucial etapa del crecimiento. El Instituto Patológico de la Academia de Medicina de Osaka (Japón) investigó durante 10 años con conejos jóvenes a los que añadió en su alimentación una cierta cantidad de azúcar. Pues bien, a los cinco meses su sistema óseo se veía afectado por fracturas espontáneas y los huesos se doblaban, estando tan débiles que podían cortarse con un simple cuchillo. Los padres deberían ser conscientes de esto y controlar el consumo de productos azucarados de sus hijos. Su consumo excesivo puede también afectar al comportamiento ya que se han constatado por esa causa síntomas como fatiga, falta de memoria, miedo, pesimismo, nerviosismo, introversión, sueño prolongado, emociones incontroladas y falta de concentración, entre otros. El azúcar es, en suma, una sustancia acidificante y oxidada, carente de elementos vitales y, por tanto, innecesaria. Uno puede permitirse su consumo ocasional si su salud es buena pero debe eliminarla por completo en caso contrario. Desde luego, mientras siga La Dieta Definitiva deberá prescindir de ella. Se trata además de un "glúcido de liberación rápida".
LOS ENDULZANTES NATURALES Además del azúcar blanco y los edulcorantes son diversos los azúcares naturales que existen. En cualquier, voy a centrarme sólo en los productos de uso más corriente explicando brevemente sus propiedades y características.
La miel de abeja. Contiene fructosa, glucosa y sacarosa. Tiene menos minerales aún que el azúcar blanco. Su contenido en ácido fórmico hace que se utilice como antiséptico en problemas respiratorios. Sus propiedades se han exagerado notablemente. Se trata de puro glúcido de asimilación rápida.
La jalea real. Se trata del alimento especial que se da a las larvas de futuras reinas en las colmenas y a las abejas obreras en los primeros días de vida. Mientras la miel contiene un 75% de azúcares la jalea real sólo tiene un 15%. Suele comercializarse mayoritariamente mezclada con miel aunque se obvie decirlo. Sigue siendo un glúcido de liberación y asimilación rápida. Las melazas. Se trata de un producto que se obtiene de los residuos que quedan tras la cristalización del azúcar blanco. Ricos en minerales, en ellas quedan sin embargo los productos químicos que se usan para obtener el azúcar. Su ingesta excesiva puede provocar diarreas y flatulencia. También se trata de un glúcido de asimilación rápida. Las melazas de cereal. Se obtienen utilizando grano cocido -normalmente arroz o cebada- mediante fermentación natural a altas temperaturas -unas nueve o diez horas- dejando que el agua se evapore. Es igualmente un glúcido de asimilación rápida.
El azúcar moreno. Se diferencia básicamente del blanco en que no se han limpiado a fondo los residuos del proceso del azúcar blanca. Es un glúcido de asimilación rápida y calorías vacías.
Miel de kaña "Melado". Suele obtenerse evaporando el jugo de la caña por calentamiento o mediante liofilización. Con este método se conservan mejor las vitaminas y minerales, razón por la que se le considera el mejor tipo de azúcar. Sólo que no hay ningún azúcar de este tipo bueno. Como el blanco o el moreno, no deja de ser azúcar y es válido lo dicho sobre el primero. Es también un glúcido puro de asimilación rápida y alto poder energético sin apenas valor nutritivo.
La fructosa. Es el azúcar presente en la mayor parte de las frutas sólo que el que se comercializa normalmente procede de la descomposición química del azúcar blanco. Tal como se comercializa, no tiene vitaminas ni minerales. Aunque de liberación algo menos rápida que el azúcar blanco tiene sus mismos problemas. Una cosa es tomar fructosa con la fruta y otra ingerirlo concentrado.
Glucosa. El azúcar de glucosa se obtiene de los almidones mediante un proceso químico. El vegetal más utilizado para ello es la patata. Se usa habitualmente en la elaboración de caramelos y productos similares así como en las conservas. Es puro glúcido de liberación rápida. La mermelada y la confitura. Ambas se obtienen calentando cualquier azúcar o melaza mezclada con todo tipo de frutas o sólo su pulpa. Si la fruta no se ha triturado previamente y los trozos se mantienen enteros se llama compota. Cuando se sustituye el agua y el azúcar por miel al producto resultante se le llama jalea. Todos ellos son glúcidos de asimilación rápida. Los siropes suelen proceden de la savia de los árboles -especialmente de la palma y del arce- y también tienen un alto porcentaje de glúcidos de asimilación rápida. No deben tomarse mientras se sigue La Dieta Definitiva. La miel de cereales. Se obtiene mediante fermentación de los granos integrales. Es más sano que otros productos pero se trata igualmente de un glúcido de liberación rápida. En suma, todos los endulzantes naturales son glúcidos de liberación rápida con alta proporción de azúcares cuya ingesta induce la formación de triglicéridos, es decir, de grasa de reserva. Por tanto, engordan tanto digeridos solos como acompañados. Deben ser excluidos durante La Dieta Definitiva.
LOS EDULCORANTES Quizás haya lectores que se sorprendan al comprobar que al seguir La Dieta Definitiva se permite consumir edulcorantes porque se encuentren entre quienes creen que algunos son cancerígenos o perjudican a la larga la salud. Pues bien, hay que decir que esas afirmaciones no han sido a fecha de hoy demostradas. Y que tales ataques respondan o no a una guerra de fondo motivada por intereses económicos está también por ver. Aclarado lo cual, diré que hay dos tipos de edulcorantes: los de volumen -de dulzor similar o ligeramente inferior al del azúcar- y los intensos, de potencia muy superior. 1) Los edulcorantes de volumen son el sorbitol, el manitol, el isolmalt, el maltitol, el lactitol y el xilitol. Se encuentran en los vegetales aunque en cantidades muy pequeñas y su absorción intestinal es más lenta por lo que la energía que aprovecha el organismo es la mitad de las del azúcar para la misma cantidad ingerida. Pero no dejan de tener un alto contenido energético -son alcoholes- y, además, si el consumo diario sobrepasa los 20 gramos pueden causar trastornos intestinales -diarrea o flatulencia- por exceso de actividad de la microflora. No deben tomarse durante La Dieta Definitiva. 2) Los edulcorantes intensos son diferentes tanto respecto a los anteriores como entre sí ya que su naturaleza química y su potencia son distintas. Unos son naturales y otros no. Los más conocidos son:
La sacarina. Fue sintetizada por primera vez en 1878 y endulza 250 veces más que el azúcar aunque tiene un ligero gusto metálico por lo que generalmente se comercializa mezclada con otros edulcorantes, especialmente con los ciclamatos y el aspartamo. No es asimilada por el organismo por lo que se elimina por completo.
El aspartamo. Descubierto en 1965 se trata de una dipéptido producto de la combinación de dos aminoácidos: el ácido aspártico y la fenilalanina. Endulza 200 veces más que el azúcar siendo de sabor neutro. Suele comercializarse mezclado con ciclamato, sacarina y acesulfam K. Está contraindicado en los enfermos de fenilcetonuria por lo que quienes sufren este problema deben abstenerse de ingerirlo. Recuerde también algo importante: no debe echarlo en alimentos que vaya a calentar porque la temperatura alta lo puede volver tóxico. Terminaré diciendo que se está estudiando su posible efecto negativo en el cerebro.
Los ciclamatos. Se descubrieron en 1973 y se sintetizan a partir del benceno. Su poder edulcorante es sólo tres veces superior al del azúcar. Resisten bien las altas temperaturas y los más utilizados son el ciclamato de sodio, el del calcio y el ácido ciclámico. Se comercializan también mezclados con sacarina, aspartamo o acesulfam K ya que son sinérgicos con ellos.
El acesulfam K. De estructura similar a la sacarina, su dulzor es algo menor que la de ésta: unas 200 veces el del azúcar. Tiene también un sabor un tanto amargo.
La neohesperidina. Es un producto derivado de una molécula presente en la corteza de los cítricos, especialmente de las naranjas amargas. Su dulzor es de unas 600 veces el del azúcar. Se usa mucho para potenciar el olor de alimentos y bebidas.
La taumatina. Es una proteína natural que se extrae del fruto de un árbol africano, el Thaumatococcus danielii. Es el más potente: endulza 2.500 veces más que el azúcar aunque su origen natural hace que su producción sea muy limitada. Se utiliza fundamentalmente, como el anterior, para potenciar aromas en los alimentos. Cabe añadir que algunas empresas comercializan marcas que contienen una combinación de edulcorantes de volumen e intensivos, artificiales y naturales. Recuerde, por último, que los edulcorantes se pueden adquirir en farmacias y todo tipo de centros de alimentación bajo diversos nombres comerciales tanto en comprimidos -que se disuelven con rapidez en las bebidas calientes- como en forma líquida -con cuentagotas- y en polvo (ideal para espolvorear, por ejemplo, unas buenas fresas). En suma, los edulcorantes no tienen apenas contenido calórico y, por tanto, no engordan, no producen caries y los pueden consumir hasta los diabéticos. Eso sí, no ingiera más allá de ocho o diez pastillas diarias porque puede provocarle retención de líquidos. Y tenga también en cuenta que su capacidad estimulante puede alterar el dintel normal de la sensibilidad de las papilas gustativas de la lengua y crear adicción.
LA INOCUIDAD DE LOS EDULCORANTES La inocuidad de la sacarina se cuestionó hace 25 años a causa de un experimento efectuado con ratas en 1977 a las que, tras darlas altísimas dosis, les aparecieron tumores en las vejigas. Sólo que aquellas dosis equivalían a ingerir miles de comprimidos de sacarina diarios en el caso de los humanos. A pesar de lo cual, la FDA la colocó en la lista de productos a estudiar -jamás fue prohibida- no retirando oficialmente esas reservas hasta 1991. Más de dos decenas de estudios de investigación posteriores confirmarían que no produce cáncer y hoy está aprobada en más de 90 países. Algo similar ocurre con el aspartamo. Actualmente circula por Internet una información titulada "Carta de la Nancy Markle" en la que se asegura que el consumo de este producto -utilizado en sus bebidas tanto por Coca-Cola como por Pepsi-Cola desde hace algún tiempo en lugar del azúcar- puede provocar tal cantidad de síntomas y enfermedades que su propia exageración la descalifica por sí sola. El aspartamo, si uno hace caso a los defensores a ultranza del azúcar que difunden estos mensajes, sería peor que el cianuro. En cuanto a los ciclamatos, permitidos en España y otros muchos países pero aún no autorizado su consumo en algunos, también son acusados de provocar ciertos efectos secundarios y de ahí que en ellos se exijan más investigaciones. También se asegura que el sorbitol, tomado en altas dosis, puede producir problemas digestivos. Algunos expertos entienden, por último, que como algunos edulcorantes son productos químicos de síntesis no son biocompatibles con el ser humano. Por nuestra parte, tenemos claro que su ingesta moderada no causa problema alguno de salud salvo el aspartamo en el caso de los fenilcetonúricos. Ahora bien, el número máximo de comprimidos diarios de cualquier edulcorante que debiera consumirse es de 10-12 porque una cantidad mayor puede provocar retención de líquido.
LOS ENDULZANTES NATURALES Además del azúcar blanco y los edulcorantes son diversos los azúcares naturales que existen. En cualquier, voy a centrarme sólo en los productos de uso más corriente explicando brevemente sus propiedades y características.
La miel de abeja. Contiene fructosa, glucosa y sacarosa. Tiene menos minerales aún que el azúcar blanco. Su contenido en ácido fórmico hace que se utilice como antiséptico en problemas respiratorios. Sus propiedades se han exagerado notablemente. Se trata de puro glúcido de asimilación rápida.
La jalea real. Se trata del alimento especial que se da a las larvas de futuras reinas en las colmenas y a las abejas obreras en los primeros días de vida. Mientras la miel contiene un 75% de azúcares la jalea real sólo tiene un 15%. Suele comercializarse mayoritariamente mezclada con miel aunque se obvie decirlo. Sigue siendo un glúcido de liberación y asimilación rápida. Las melazas. Se trata de un producto que se obtiene de los residuos que quedan tras la cristalización del azúcar blanco. Ricos en minerales, en ellas quedan sin embargo los productos químicos que se usan para obtener el azúcar. Su ingesta excesiva puede provocar diarreas y flatulencia. También se trata de un glúcido de asimilación rápida. Las melazas de cereal. Se obtienen utilizando grano cocido -normalmente arroz o cebada- mediante fermentación natural a altas temperaturas -unas nueve o diez horas- dejando que el agua se evapore. Es igualmente un glúcido de asimilación rápida.
El azúcar moreno. Se diferencia básicamente del blanco en que no se han limpiado a fondo los residuos del proceso del azúcar blanca. Es un glúcido de asimilación rápida y calorías vacías.
Miel de kaña "Melado". Suele obtenerse evaporando el jugo de la caña por calentamiento o mediante liofilización. Con este método se conservan mejor las vitaminas y minerales, razón por la que se le considera el mejor tipo de azúcar. Sólo que no hay ningún azúcar de este tipo bueno. Como el blanco o el moreno, no deja de ser azúcar y es válido lo dicho sobre el primero. Es también un glúcido puro de asimilación rápida y alto poder energético sin apenas valor nutritivo.
La fructosa. Es el azúcar presente en la mayor parte de las frutas sólo que el que se comercializa normalmente procede de la descomposición química del azúcar blanco. Tal como se comercializa, no tiene vitaminas ni minerales. Aunque de liberación algo menos rápida que el azúcar blanco tiene sus mismos problemas. Una cosa es tomar fructosa con la fruta y otra ingerirlo concentrado.
Glucosa. El azúcar de glucosa se obtiene de los almidones mediante un proceso químico. El vegetal más utilizado para ello es la patata. Se usa habitualmente en la elaboración de caramelos y productos similares así como en las conservas. Es puro glúcido de liberación rápida. La mermelada y la confitura. Ambas se obtienen calentando cualquier azúcar o melaza mezclada con todo tipo de frutas o sólo su pulpa. Si la fruta no se ha triturado previamente y los trozos se mantienen enteros se llama compota. Cuando se sustituye el agua y el azúcar por miel al producto resultante se le llama jalea. Todos ellos son glúcidos de asimilación rápida. Los siropes suelen proceden de la savia de los árboles -especialmente de la palma y del arce- y también tienen un alto porcentaje de glúcidos de asimilación rápida. No deben tomarse mientras se sigue La Dieta Definitiva. La miel de cereales. Se obtiene mediante fermentación de los granos integrales. Es más sano que otros productos pero se trata igualmente de un glúcido de liberación rápida. En suma, todos los endulzantes naturales son glúcidos de liberación rápida con alta proporción de azúcares cuya ingesta induce la formación de triglicéridos, es decir, de grasa de reserva. Por tanto, engordan tanto digeridos solos como acompañados. Deben ser excluidos durante La Dieta Definitiva.
LOS EDULCORANTES Quizás haya lectores que se sorprendan al comprobar que al seguir La Dieta Definitiva se permite consumir edulcorantes porque se encuentren entre quienes creen que algunos son cancerígenos o perjudican a la larga la salud. Pues bien, hay que decir que esas afirmaciones no han sido a fecha de hoy demostradas. Y que tales ataques respondan o no a una guerra de fondo motivada por intereses económicos está también por ver. Aclarado lo cual, diré que hay dos tipos de edulcorantes: los de volumen -de dulzor similar o ligeramente inferior al del azúcar- y los intensos, de potencia muy superior. 1) Los edulcorantes de volumen son el sorbitol, el manitol, el isolmalt, el maltitol, el lactitol y el xilitol. Se encuentran en los vegetales aunque en cantidades muy pequeñas y su absorción intestinal es más lenta por lo que la energía que aprovecha el organismo es la mitad de las del azúcar para la misma cantidad ingerida. Pero no dejan de tener un alto contenido energético -son alcoholes- y, además, si el consumo diario sobrepasa los 20 gramos pueden causar trastornos intestinales -diarrea o flatulencia- por exceso de actividad de la microflora. No deben tomarse durante La Dieta Definitiva. 2) Los edulcorantes intensos son diferentes tanto respecto a los anteriores como entre sí ya que su naturaleza química y su potencia son distintas. Unos son naturales y otros no. Los más conocidos son:
La sacarina. Fue sintetizada por primera vez en 1878 y endulza 250 veces más que el azúcar aunque tiene un ligero gusto metálico por lo que generalmente se comercializa mezclada con otros edulcorantes, especialmente con los ciclamatos y el aspartamo. No es asimilada por el organismo por lo que se elimina por completo.
El aspartamo. Descubierto en 1965 se trata de una dipéptido producto de la combinación de dos aminoácidos: el ácido aspártico y la fenilalanina. Endulza 200 veces más que el azúcar siendo de sabor neutro. Suele comercializarse mezclado con ciclamato, sacarina y acesulfam K. Está contraindicado en los enfermos de fenilcetonuria por lo que quienes sufren este problema deben abstenerse de ingerirlo. Recuerde también algo importante: no debe echarlo en alimentos que vaya a calentar porque la temperatura alta lo puede volver tóxico. Terminaré diciendo que se está estudiando su posible efecto negativo en el cerebro.
Los ciclamatos. Se descubrieron en 1973 y se sintetizan a partir del benceno. Su poder edulcorante es sólo tres veces superior al del azúcar. Resisten bien las altas temperaturas y los más utilizados son el ciclamato de sodio, el del calcio y el ácido ciclámico. Se comercializan también mezclados con sacarina, aspartamo o acesulfam K ya que son sinérgicos con ellos.
El acesulfam K. De estructura similar a la sacarina, su dulzor es algo menor que la de ésta: unas 200 veces el del azúcar. Tiene también un sabor un tanto amargo.
La neohesperidina. Es un producto derivado de una molécula presente en la corteza de los cítricos, especialmente de las naranjas amargas. Su dulzor es de unas 600 veces el del azúcar. Se usa mucho para potenciar el olor de alimentos y bebidas.
La taumatina. Es una proteína natural que se extrae del fruto de un árbol africano, el Thaumatococcus danielii. Es el más potente: endulza 2.500 veces más que el azúcar aunque su origen natural hace que su producción sea muy limitada. Se utiliza fundamentalmente, como el anterior, para potenciar aromas en los alimentos. Cabe añadir que algunas empresas comercializan marcas que contienen una combinación de edulcorantes de volumen e intensivos, artificiales y naturales. Recuerde, por último, que los edulcorantes se pueden adquirir en farmacias y todo tipo de centros de alimentación bajo diversos nombres comerciales tanto en comprimidos -que se disuelven con rapidez en las bebidas calientes- como en forma líquida -con cuentagotas- y en polvo (ideal para espolvorear, por ejemplo, unas buenas fresas). En suma, los edulcorantes no tienen apenas contenido calórico y, por tanto, no engordan, no producen caries y los pueden consumir hasta los diabéticos. Eso sí, no ingiera más allá de ocho o diez pastillas diarias porque puede provocarle retención de líquidos. Y tenga también en cuenta que su capacidad estimulante puede alterar el dintel normal de la sensibilidad de las papilas gustativas de la lengua y crear adicción.
LA INOCUIDAD DE LOS EDULCORANTES La inocuidad de la sacarina se cuestionó hace 25 años a causa de un experimento efectuado con ratas en 1977 a las que, tras darlas altísimas dosis, les aparecieron tumores en las vejigas. Sólo que aquellas dosis equivalían a ingerir miles de comprimidos de sacarina diarios en el caso de los humanos. A pesar de lo cual, la FDA la colocó en la lista de productos a estudiar -jamás fue prohibida- no retirando oficialmente esas reservas hasta 1991. Más de dos decenas de estudios de investigación posteriores confirmarían que no produce cáncer y hoy está aprobada en más de 90 países. Algo similar ocurre con el aspartamo. Actualmente circula por Internet una información titulada "Carta de la Nancy Markle" en la que se asegura que el consumo de este producto -utilizado en sus bebidas tanto por Coca-Cola como por Pepsi-Cola desde hace algún tiempo en lugar del azúcar- puede provocar tal cantidad de síntomas y enfermedades que su propia exageración la descalifica por sí sola. El aspartamo, si uno hace caso a los defensores a ultranza del azúcar que difunden estos mensajes, sería peor que el cianuro. En cuanto a los ciclamatos, permitidos en España y otros muchos países pero aún no autorizado su consumo en algunos, también son acusados de provocar ciertos efectos secundarios y de ahí que en ellos se exijan más investigaciones. También se asegura que el sorbitol, tomado en altas dosis, puede producir problemas digestivos. Algunos expertos entienden, por último, que como algunos edulcorantes son productos químicos de síntesis no son biocompatibles con el ser humano. Por nuestra parte, tenemos claro que su ingesta moderada no causa problema alguno de salud salvo el aspartamo en el caso de los fenilcetonúricos. Ahora bien, el número máximo de comprimidos diarios de cualquier edulcorante que debiera consumirse es de 10-12 porque una cantidad mayor puede provocar retención de líquido.
LA IMPORTANCIA DE LA VITAMINA B12
Miembro de la familia del complejo vitamínico B, también es llamada cobalamina o cianocobalamina debido a que su molécula contiene un átomo de cobalto (es la única vitamina que contiene un mineral en su composición).
Para que esta vitamina pueda ser absorbida adecuadamente es indispensable la presencia y acción de determinadas secreciones gástricas, así como de otros factores:
- Una enzima mucoproteínica llamada "factor intrínseco", segregada por las paredes del estómago y cuya función es la de proteger a la vitamina B-12 frente a algunos gérmenes que pueden imposibilitar su absorción (gérmenes grupo coli: escherichia coli, etc.).
- Una suficiente secreción de jugo gástrico con un PH que esté entre 0.9 a 1.5.
- Necesita la presencia de calcio en el intestino para su correcta absorción.
- Un buen funcionamiento de la glándula tiroides.
Se trata de una vitamina que se absorbe en la parte más baja del intestino delgado.
Es importante señalar la importancia del llamado "factor intrínseco" porque cuando dicho elemento no está presente es imposible la absorción adecuada de B-12, con la consiguiente aparición de la anemia perniciosa, enfermedad mortal hasta 1934.
Tras su absorción, esta vitamina se une a las proteínas del suero y es transportada por el torrente sanguíneo a los tejidos. Las mayores concentraciones de B-12 están en el hígado, los riñones, el páncreas, el corazón, los testículos, el cerebro, la sangre y la médula ósea. Como podemos observar, la casi mayoría son órganos relacionados con la formación de células sanguíneas.
La vitamina B-12 se encuentra fundamentalmente en los alimentos de origen animal como las almejas, el jamón, los arenques, el salmón, el atún, el hígado, el cerdo, los huevos, el queso y los riñones.
Siempre ha sido un tema polémico la deficiencia de vitamina B-12 en aquellas personas que llevan una dieta vegetariana u ovolacteovegetariana; sin embargo, las algas espirulinas y la levadura de cerveza contienen importantes cantidades de esta vitamina. Además, en individuos con una flora intestinal adecuada puede -en pequeñas dosis- ser biosintetizada, teniendo en cuenta que la dosis diaria que necesita el organismo es baja (3 mcg.).
QUÉ FUNCIONES DESEMPEÑA
- Es indispensable para mantener un sistema nervioso saludable.
- Presente en el metabolismo de las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono.
- Directamente relacionada con la acción de algunos aminoácidos, el ácido pantoténico (B-5) y la vitamina C.
- Ayuda a sintetizar la creatina, una proteína indispensable para la reserva energética. · Favorece el crecimiento y el apetito en los niños.
- Participa -junto al ácido fólico- en la formación y regeneración de los glóbulos rojos; por tanto, previene la anemia.
- Favorece la conversión de algunos aminoácidos en proteínas necesarias para el mantenimiento y regeneración de algunos tejidos por lo que activa la formación de los músculos, los epitelios y el tejido óseo.
- Esta vitamina es fundamental para el estado de ánimo; tiene un efecto euforizante si se administra a personas deprimidas.
- Es necesaria para la síntesis de ADN.
- Ayuda a mantener la capa de mielina de los nervios.
- Es eficaz como elemento detoxificante en caso de ingestión de cianuro.
- Científicos de la Universidad John Hopkins han demostrado que los infectados por el virus del SIDA que tienen deficiencias de vitamina B-12 tienen un peor pronóstico. En los estudios -realizados en 1997- encontraron que aquellos que tenían unos niveles adecuados de esta vitamina permanecían libres de la enfermedad durante ocho años, comparados con los cuatro años en aquellos en los que la vitamina era deficitaria.
- Poseer pocos niveles de vitamina B-12 y ácido fólico puede relacionarse con una disfunción auditiva propia del paso de los años. A esta conclusión han llegado investigadores de la Universidad de Georgia -cuyo estudio se publicó en 1999-, donde investigaron la función auditiva y los niveles de esta vitamina. Aquellos con menos capacidad auditiva tenían un 38% menos de vitamina B-12.
- Según la Asociación Americana del Corazón, la vitamina B-12, junto a la B-6 y el ácido fólico, se convertirán en un futuro no muy lejano en las armas más eficaces de la guerra contra la enfermedad cardiovascular.
ALTERACIONES QUE OCASIONA SU DÉFICIT
- Su deficiencia puede hacer subir los niveles de homocisteina, elemento tóxico para las células nerviosas.
- Bajos niveles de B-12 se asocian a un importante abanico de trastornos mentales: pérdida de memoria, confusión, fatiga psíquica, depresión, alteraciones de sueño, manías, nerviosismo, demencia en ancianos, etc.
- Dolor, debilidad, hormigueo y entumecimiento en las extremidades.
- Acúfenos y pérdida de audición.
- Disminución de los reflejos.
- Tartamudeo.
Y en casos graves:
- Anemia perniciosa.
- Degeneración de las fibras nerviosas.
- Daño cerebral con síntomas muy parecidos a la esquizofrenia que suelen ir precedidos de los siguientes signos: úlceras bucales, entumecimiento y dolores fugaces, entre las más importantes.
- Lengua de color rojo fresa.
- Mal olor corporal.
- Trastornos de la menstruación.
ENEMIGOS
- Ingesta continuada de sustancias como alcohol y tabaco.
- Parásitos intestinales.
- Anticonceptivos.
- Fármacos reductores del colesterol o anticonvulsivos.
- Fármacos utilizados para favorecer el sueño. Se pierde buena parte de esta vitamina con la acción de la luz solar, los procesos de ebullición y la presencia de álcalis y ácidos.
NUTRIENTES SINÉRGICOS
- Un complejo de vitaminas del grupo B (recordemos que una ingesta continuada de una vitamina de este grupo puede provocar la deficiencia de otra del mismo grupo).
- Ácido nicotínico (B-3).
- Colina.
- Vitamina C.
- Inositol.
- Sodio/Potasio.
- Ácido fólico.
José Ramón Llorente
Presidente de la "Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular".
Para que esta vitamina pueda ser absorbida adecuadamente es indispensable la presencia y acción de determinadas secreciones gástricas, así como de otros factores:
- Una enzima mucoproteínica llamada "factor intrínseco", segregada por las paredes del estómago y cuya función es la de proteger a la vitamina B-12 frente a algunos gérmenes que pueden imposibilitar su absorción (gérmenes grupo coli: escherichia coli, etc.).
- Una suficiente secreción de jugo gástrico con un PH que esté entre 0.9 a 1.5.
- Necesita la presencia de calcio en el intestino para su correcta absorción.
- Un buen funcionamiento de la glándula tiroides.
Se trata de una vitamina que se absorbe en la parte más baja del intestino delgado.
Es importante señalar la importancia del llamado "factor intrínseco" porque cuando dicho elemento no está presente es imposible la absorción adecuada de B-12, con la consiguiente aparición de la anemia perniciosa, enfermedad mortal hasta 1934.
Tras su absorción, esta vitamina se une a las proteínas del suero y es transportada por el torrente sanguíneo a los tejidos. Las mayores concentraciones de B-12 están en el hígado, los riñones, el páncreas, el corazón, los testículos, el cerebro, la sangre y la médula ósea. Como podemos observar, la casi mayoría son órganos relacionados con la formación de células sanguíneas.
La vitamina B-12 se encuentra fundamentalmente en los alimentos de origen animal como las almejas, el jamón, los arenques, el salmón, el atún, el hígado, el cerdo, los huevos, el queso y los riñones.
Siempre ha sido un tema polémico la deficiencia de vitamina B-12 en aquellas personas que llevan una dieta vegetariana u ovolacteovegetariana; sin embargo, las algas espirulinas y la levadura de cerveza contienen importantes cantidades de esta vitamina. Además, en individuos con una flora intestinal adecuada puede -en pequeñas dosis- ser biosintetizada, teniendo en cuenta que la dosis diaria que necesita el organismo es baja (3 mcg.).
QUÉ FUNCIONES DESEMPEÑA
- Es indispensable para mantener un sistema nervioso saludable.
- Presente en el metabolismo de las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono.
- Directamente relacionada con la acción de algunos aminoácidos, el ácido pantoténico (B-5) y la vitamina C.
- Ayuda a sintetizar la creatina, una proteína indispensable para la reserva energética. · Favorece el crecimiento y el apetito en los niños.
- Participa -junto al ácido fólico- en la formación y regeneración de los glóbulos rojos; por tanto, previene la anemia.
- Favorece la conversión de algunos aminoácidos en proteínas necesarias para el mantenimiento y regeneración de algunos tejidos por lo que activa la formación de los músculos, los epitelios y el tejido óseo.
- Esta vitamina es fundamental para el estado de ánimo; tiene un efecto euforizante si se administra a personas deprimidas.
- Es necesaria para la síntesis de ADN.
- Ayuda a mantener la capa de mielina de los nervios.
- Es eficaz como elemento detoxificante en caso de ingestión de cianuro.
- Científicos de la Universidad John Hopkins han demostrado que los infectados por el virus del SIDA que tienen deficiencias de vitamina B-12 tienen un peor pronóstico. En los estudios -realizados en 1997- encontraron que aquellos que tenían unos niveles adecuados de esta vitamina permanecían libres de la enfermedad durante ocho años, comparados con los cuatro años en aquellos en los que la vitamina era deficitaria.
- Poseer pocos niveles de vitamina B-12 y ácido fólico puede relacionarse con una disfunción auditiva propia del paso de los años. A esta conclusión han llegado investigadores de la Universidad de Georgia -cuyo estudio se publicó en 1999-, donde investigaron la función auditiva y los niveles de esta vitamina. Aquellos con menos capacidad auditiva tenían un 38% menos de vitamina B-12.
- Según la Asociación Americana del Corazón, la vitamina B-12, junto a la B-6 y el ácido fólico, se convertirán en un futuro no muy lejano en las armas más eficaces de la guerra contra la enfermedad cardiovascular.
ALTERACIONES QUE OCASIONA SU DÉFICIT
- Su deficiencia puede hacer subir los niveles de homocisteina, elemento tóxico para las células nerviosas.
- Bajos niveles de B-12 se asocian a un importante abanico de trastornos mentales: pérdida de memoria, confusión, fatiga psíquica, depresión, alteraciones de sueño, manías, nerviosismo, demencia en ancianos, etc.
- Dolor, debilidad, hormigueo y entumecimiento en las extremidades.
- Acúfenos y pérdida de audición.
- Disminución de los reflejos.
- Tartamudeo.
Y en casos graves:
- Anemia perniciosa.
- Degeneración de las fibras nerviosas.
- Daño cerebral con síntomas muy parecidos a la esquizofrenia que suelen ir precedidos de los siguientes signos: úlceras bucales, entumecimiento y dolores fugaces, entre las más importantes.
- Lengua de color rojo fresa.
- Mal olor corporal.
- Trastornos de la menstruación.
ENEMIGOS
- Ingesta continuada de sustancias como alcohol y tabaco.
- Parásitos intestinales.
- Anticonceptivos.
- Fármacos reductores del colesterol o anticonvulsivos.
- Fármacos utilizados para favorecer el sueño. Se pierde buena parte de esta vitamina con la acción de la luz solar, los procesos de ebullición y la presencia de álcalis y ácidos.
NUTRIENTES SINÉRGICOS
- Un complejo de vitaminas del grupo B (recordemos que una ingesta continuada de una vitamina de este grupo puede provocar la deficiencia de otra del mismo grupo).
- Ácido nicotínico (B-3).
- Colina.
- Vitamina C.
- Inositol.
- Sodio/Potasio.
- Ácido fólico.
José Ramón Llorente
Presidente de la "Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular".
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