Cada 24 horas, y casi sin que las personas sean del todo conscientes de ese proceso, las glándulas salivales producen entre uno y dos litros de saliva.
Este líquido transparente, compuesto en su mayoría por agua, sales minerales y proteínas, no se limita solamente a mantener húmeda la cavidad bucal (lo cual facilita el habla), también contribuye con el proceso digestivo, disminuye la proliferación de placa bacteriana y elimina gérmenes que pueden resultar perjudiciales. Sin embargo puede ser un vehículo para la transmisión de algunas enfermedades.
Por sus características, la saliva -en la que es posible leer el código genético- permite diagnosticar enfermedades y algunos científicos ya están concentrados en el desarrollo de pruebas y dispositivos sencillos que permitan saber, con una sola gota y de manera instantánea, si una persona ha consumido sustancias psicoactivas o drogas. Estos son algunos secretos de la saliva.
¿Para qué sirve y cómo funciona?
Contiene sustancias como la ptialina, que dan comienzo al proceso digestivo, y es un lubricante para los alimentos. De hecho, gracias a ella podemos tragar sin que se dañen los tejidos digestivos.
Controla el nivel de agua de la boca (pues se requiere por lo menos un mililitro todo el tiempo). Cuando el equilibrio se altera por factores como el sueño (la persona se despierta con la boca seca), el estrés, el miedo o algunos medicamentos, la boca se seca y hablar resulta más difícil.
Se ha descubierto que es útil para alertar sobre los riesgos de un parto prematuro, mediante la medición de algunas hormonas que contiene; para indicar el grado de ansiedad de un niño que aún no habla (analizando la cantidad de algunas enzimas, como la alfa amilasa, que ha sido relacionada con el estrés) e incluso para detectar diabetes y cáncer.
Se han determinado, en ciertos casos, concentraciones importantes de azúcar y de marcadores disueltos que pueden medirse con rapidez en el laboratorio.
Si bien es un vehículo para la transmisión de algunas bacterias, también es antibacteriano: por ejemplo, la lisozima que contiene destruye los microorganismos de los alimentos y protege la boca de infecciones y los dientes de caries.
Lo que ayuda a transmitir
Si bien este líquido protege al cuerpo de ciertos agentes, a veces también es un vehículo que favorece la transmisión de males leves y graves:
- La amigdalitis bacteriana y la gingivitis, que clasifican entre las leves.
- La mononucleosis, infección potencialmente mortal, producida por el virus de Epstein Barr. También se conoce como la Enfermedad del Beso o la Fiebre del Enamorado.
- La hepatitis B también puede adquirirse a través de la saliva; hasta hace poco se creía que las únicas vías de transmisión eran la sexual y la sangre.
- La caries es otro de esos males que pueden venir con este líquido. Se sabe que si la boca no produce suficiente saliva su acidez aumenta, lo que afecta el esmalte de los dientes y los hace vulnerables a infecciones.
- Vale aclarar que la saliva, en sí misma, puede transmitir el virus del sida. Puesto que actual mente se pueden hacer exámenes de Sida utilizando la saliva.