martes, mayo 29, 2007

El tabaco y la piel

Fumar favorece la aparición de arrugas, reseca la piel, reseca el cabello y favorece el cáncer de labios
El día 31 de mayo, jueves, se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, por ello es un buen momento para hacer esta reflexión: ¿es posible que el tabaco produzca problemas en la piel?

MIGUEL AIZPÚN./LOGROÑO

Pues sí, con todo mi respeto a los fumadores/as, a los que animo a dejar de fumar, el tabaco es enemigo también de la piel y uno de los factores más importantes de su envejecimiento. La solución es aparentemente fácil, dejar de fumar; pero no es tan fácil. Sólo un pequeño porcentaje, aproximadamente el 3% de fumadores, abandona este hábito como un acto de voluntad; el resto necesita ayuda, apoyo psicológico. Para alcanzar el éxito en este propósito no hay que dramatizar, prohibir, insisto, sino que hay que tratar de ayudar. A lo largo del proceso de renuncia al tabaco, las recaídas a pequeños consumos no se deben considerar como un fracaso, sino como un paso más en el tratamiento.

Pero veamos los efectos del tabaco sobre la piel. El tabaco favorece la formación de arrugas, seca nuestra epidermis, la hace más macilenta, dificulta la cicatrización, reseca el cabello y favorece el cáncer de labios. Estas consecuencias negativas, que muy pocos conocen, afectan a todos los fumadores, tanto activos como pasivos y, en mayor medida, a las mujeres.

El envejecimiento

Siempre se ha hecho más hincapié en los efectos negativos del tabaco en los aparatos respiratorios, digestivo, etc., aunque las enfermedades graves asociadas al hábito de fumar no tocan a todo el mundo. Pero el mayor y vertiginoso envejecimiento de la piel es común a todos los fumadores, esto puede influir más en la persona para decidirse a dejar de fumar que efectos más graves a largo plazo, ya que el daño en la piel es más evidente y rápido.

La arruga no es bella, al menos para cada vez un mayor número de personas que quieren mantener una piel lo más joven posible y gastan mucho dinero en tratamientos. Para conseguir ese objetivo hay un método muy barato, aunque requiere una seria determinación, voluntad y ayuda: no fumar y protegerse del sol.

Se acaba de publicar un estudio de
Archives of Dermatology en el que se demuestra que el tabaco no sólo arruga de forma precoz la piel facial y de las zonas expuestas al sol, sino también de zonas ocultas al sol. También se señala que el número de cigarrillos a consumir al día, así como los años de adicción, se correlacionan con el grado de envejecimiento prematuro de la piel.

Otro efecto negativo del tabaco sobre la piel es la peor cicatrización de las heridas; esto se ha estudiado en las operaciones de cirugía estética, se ha visto que las mujeres fumadoras cicatrizan más despacio y peor.

Otra indeseable consecuencia del hábito de fumar sobre la piel es la pigmentación amarilla que provoca alrededor de los dedos. El tabaco también favorece el desarrollo de la enfermedad vascular periférica, con consecuencias en la piel.

En 1985 el Dr. Douglas Model describió y publicó en el
British Medical Journal la «cara del fumador», donde estudió que la mayoría de los fumadores con más de 10 años de hábito pueden identificarse sólo por el examen facial del dermatólogo. El diagnóstico se establece por una serie de signos en el rostro: mayor cantidad de arrugas y más marcadas, mayor profundidad en las líneas de expresión, piel más grisácea, menos luminosa y más atrofiada. Así pues, no sólo hay razones importantes de salud para dejar de fumar sino también de estética y belleza como es el deseo de mantener una piel joven.

Se acaban de publicar esta semana, dos estudios en revistas médicas de EEUU que demuestran la estrecha relación entre las llamadas 'películas de Hollywood' y el consumo de tabaco entre los jóvenes.

Así pues, hay razones más que suficientes para dejar de fumar: evitar riesgo de enfermedades, mejorar la calidad de vida, no perjudicar a los demás, etc. Los médicos debemos de hacer todo lo posible por ayudar a conseguirlo.

Según el último estudio del centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la población fumadora a finales del 2006 era de 23,7%, cuando un año antes era del 25, 8%.

En cuanto a las personas que intentan abandonar esta adicción, una encuesta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo pone de manifiesto que el 61,8 por ciento de los fumadores han intentado alguna vez dejar de fumar.

Desde la entrada en vigor de la Ley Antitabaco, el 30,3 por ciento de los fumadores han intentado abandonar el hábito.

Por sexos, el 31, 4 por ciento de los varones y el 29% de las mujeres fumadoras han intentado dejarlo. De ellos, el 53, 5 por ciento han conseguido estar más de un mes sin fumar.

http://www.larioja.com/prensa/20070529/sociedad/tabaco-piel_20070529.html

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