domingo, marzo 25, 2007

Alcohol y tabaco en peligroso “ranking” de drogas

* Heroína y cocaína encabezan la lista, y marihuana aparece más baja que sustancias legales
Emilio De Benito

El alcohol es la quinta droga más peligrosa, y el tabaco, la novena, y son las dos únicas sustancias legales entre las 10 más peligrosas.

EL PAÍS / Madrid

No hay droga buena, pero algunas son peores que otras. Con esta premisa un grupo de investigadores británico ha realizado un estudio para reevaluar el daño de una veintena de sustancias adictivas, desde la heroína hasta la cata --una planta con un compuesto anfetamínico--.

El resultado es una escala del daño que hacen medido según nueve parámetros. Lo sorprendente es que las dos sustancias legales más extendidas, el alcohol y el tabaco, ocupan la parte alta de la lista. El alcohol es la quinta droga más peligrosa; el tabaco, la novena.

El trabajo ha consistido en una sencilla evaluación por parte de una treintena de miembros del Colegio de Psiquiatras de Reino Unido. Esta sencillez es parte del valor de los resultados, pero también de su debilidad --en cada parámetro hay matices, como el daño a largo plazo, que no se han evaluado correctamente o no se incluirán en el estudio hasta ediciones posteriores--, según admiten los autores del estudio, que ha dirigido David Nutt, de la Universidad de Bristol, y ha publicado la revista The Lancet.

El trabajo ha consistido en una corta encuesta con nueve preguntas. En ella, los expertos tenían que evaluar aspectos de tres áreas: daño físico, dependencia y repercusión social, y dentro de éstas en tres aspectos. Entre el daño físico se ha considerado el riesgo de sufrir un episodio agudo --sobredosis son paros cardiacos, por ejemplo--, crónico –-demencias-- o la necesidad de inyectarse, que se considera un riesgo en sí mismo porque la sustancia actúa más rápidamente y es más fácil calcular mal la dosis.

En el psíquico se ha evaluado la actuación como fuente de placer y las dependencias. En el social el riesgo de intoxicación aguda, otros y el coste sanitario de la adicción. Cada experto podía conceder de 0 a 3 puntos a cada categoría. Luego, los autores del trabajo sólo han tenido que sacar la media, y ordenar los resultados
Heroína y cocaína arriba
El primer puesto de esta clasificación lo ocupa la heroína, con un 2,8 sobre 3. A esta droga la siguen la cocaína --2,3--, los barbitúricos --la primera sustancia legal de la lista--, la metadona consumida sin control médico, y el alcohol --1,9--. La clasificación la cierra la cata --Catha edulis--, una planta que contiene un alcaloide cuyo uso como estupefaciente merece un 0,8 sobre 3.

El cannabis, la sustancia ilegal más consumida, obtiene 1,3 puntos; el tabaco llega a 1,6. Una portavoz del Plan español sobre las Drogas señaló, sin haberlo estudiado a fondo, que para que una sustancia no sea peligrosa debería haber obtenido 0 puntos. Por eso todas estas drogas son consideradas como dañinas, y el que una ocupe un puesto más alto o más bajo en la clasificación no debe ser interpretado como que puede consumirse sin riesgo.

Los autores del estudio no entran en este tipo de consideraciones. Su objetivo era plantear un cambio en la clasificación de estas sustancias. En el Reino Unido, los estupefacientes se inscriben en cuatro categorías: legales, y A, B y C, según su peligrosidad.

Esta regulación acarrea distintas sanciones por tráfico o posesión. Lo que los investigadores querían poner de manifiesto es que esto no tiene, en muchos casos, una base científica, y proponen que, mediante un sistema más completo del que han usado, se establezca otro tipo de clasificación.

El resultado lógico, según han adelantado en entrevistas concedidas a medios británicos, sería un cambio en el punto de vista oficial sobre estas sustancias que podría llevar a despenalizarlas todas. “Hay personas que consumen algunas drogas ilegales de una manera controlada, mientras que otras tienen muchos problemas por su consumo de sustancias legales como el alcohol o el tabaco”, han dicho.

De todas formas, las autoridades británicas no parecen dispuestas a introducir cambios drásticos en la clasificación legal de las sustancias.

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