Los enemigos íntimos están en casa
Ocurre de forma silenciosa y hasta amigable porque nadie pensaría que el perro que mueve la cola al llegar, el gato independiente y sensual, los productos de limpieza que nos acompañan a diario y los objetos que hacen de nuestras vidas una isla de confort, esconden en realidad a un enemigo silencioso y al acecho: la contaminación interior.
Perros, gatos, pinturas, alfombras, calefactores, aires acondicionados, productos de limpieza y una larga lista de otros objetos que conviven a diario con nosotros, que comparten nuestros hogares como símbolos de progreso, bienestar o compañía, se convierten en nuestros enemigos íntimos, en introductores de pequeñas dosis de contaminación que puede tener un final poco feliz.
Todas las mañanas, mientras una persona se aplica fragancias o fijadores de pelo -en el caso de los hombres-, pisa sobre la alfombra y luego parte hacia la oficina donde tomara contacto con fotocopiadoras e impresoras, líquidos correctores o papel, incorpora a su organismo de pequeñas partículas conocidas como ’componentes orgánicos volátiles’, conocidos mas popularmente como COV.
Estos silenciosos "enemigos íntimos" -tales como los formaldehídos, bencenos y percloroetileno-, están escondidos en lugares tan usuales para el común de la gente que hasta parece increíble; pinturas, limpiadores de hornos, alfombras, materiales de construcción y muebles del hogar.
Los COV se emiten en algunos sólidos y líquidos en forma de gases y las concentraciones son mucho mayores en interiores que al aire libre; de acuerdo a la Agencia ¦de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) estas son unas 10 veces superiores a las que se encuentran en espacios abiertos.
Pese a que muchos de estos productos han comenzado a portar etiquetas que especifican los riesgos que conllevan, no evita los problemas que traen aparejados; irritación ocular, congestión nasal, erupción, dolor de cabeza, nausea y vómitos, entre otros.
Una fuente importante de contaminación era el formaldehído que se utilizaba en la construcción hasta la década del los ochenta -que sigue haciéndose en países en vías de desarrollo-, pero eso no ha sido obstáculo para que se encuentre en las resinas que se
utilizan en los enchapados, paneles, muebles, armarios, telas que no necesitan planchado y relleno de colchones.
Considerado como posible cancerigeno humano, el formaldehído transportado por aire actúa como un irritante del ducto respiratorio superior e inferior y sus síntomas temporales,
dependiendo del nivel y magnitud de exposición, puede ocasionar desde quemadura o sensación de picazón ocular, nasal y de garganta, hasta silbidos y presión del pecho.
En tanto, los plaguicidas que se venden en cualquier supermercado para uso casero incluyen una variedad de compuestos químicos en diversas formas; la exposición a estos plaguicidas pueden ocasionar daños si se utilizan de manera inadecuada, pero en los casos de los rociadores, puede ocurrir durante su uso normal.
Los más peligrosos de todos estos contaminantes son el plomo y el mercurio presentes en las pinturas de interiores y cuya inhalación en cantidades importantes pueden llevar a la muerte del individuo.
Los niveles de plomo en las pinturas de uso interior se ha restringido cada vez mas desde los años cincuenta, pero eso no evita que las viviendas y muebles antiguos pueden estar aun
cubiertos por pinturas de plomo. También puede aparecer cuando la pintura sin plomo se descascara o sale por la restauración o renovación dejando salir a la superficie a la pintura contaminada.
Otros materiales que contienen plomo y lo transportan al aire son algunos tipos de soldaduras, vidrios pintados y madera en chimeneas u hornos mal ventilados.
Menos tóxicos pero igualmente preocupantes, son los contaminantes gaseosos como el monóxido de carbono, el dióxido de azufre y el dióxido de nitrógeno, que pueden ser liberados durante la combustión de aparatos que nos son familiares como las chimeneas, las calderas, los calentadores de agua, los secadores de ropa a gas y los calentadores a querosén.
Los animales domésticos son a su vez portadores de contaminantes biológicos al eliminar alergenos al aire, lo mismo que insectos y otros antrópodos y los reservorios interiores de agua, donde se acumulan hongos y bacterias.
Hay que tener en cuenta también que la humedad relativamente alta ayuda al crecimiento de las poblaciones de ácaros del polvo en el hogar y el crecimiento de hongos en las superficies húmedas.
La contaminación por ácaros puede generarse debido a inundaciones; alfombras que están continuamente húmedas; mala ventilación en los baños o humedad generada por la cocina, así
como los aparatos refrigerantes ayudan al crecimiento de bacterias y hongos..
No hay comentarios.:
Publicar un comentario