CHICAGO (Notimex) — Esqueletos humanos, de peces y cocodrilos, así como algunos artefactos hallados en un cementerio localizado en el desierto del Sahara, en el año 2000, ratifican que durante el periodo paleolítico esta zona del continente africano fue un terreno fértil para el hombre.
Estudios encabezados por el paleontólogo estadunidense Paul Sereno arrojaron evidencia de que hace 10 mil años los habitantes de aquel lugar eran personas bajas de estatura, que realizaban diversas actividades de sobrevivencia como la caza, el pastoreo y la pesca.
El sitio fue llamado "Gobero" debido al grupo Tuareg que habita en la zona y en él se hallaron toda clase de esqueletos, tanto de humanos, como de peces y de cocodrilos que hacen presumir que en el lugar hubo vegetación.
El también profesor del Departamento de Biología y Anatomía de Organismos, de la Universidad de Chicago, expuso que aunque este lugar fue descubierto en el año 2000 en Niger, recientemente se reunieron elementos suficientes para ofrecer un informe completo del hallazgo.
Este último se dio cuando el investigador encabezaba a un grupo de paleontólogos que buscaban fósiles de dinosaurios en el desierto africano.
En el lugar se encontraron al menos 200 tumbas que parecen haber sido dejadas por dos asentamientos separados por unos mil años de diferencia.
Destaca el sepulcro de una mujer y dos niños con sus brazos entrelazados, los cuales fueron depositados en una cama de flores hace unos cinco mil años.
El grupo más antiguo era de cazadores-recolectores altos y robustos conocidos como "Kiffian", quienes aparentemente abandonaron el lugar durante una larga sequía que vació el lago hace unos ocho mil años.
El segundo grupo, continuó, se asentó entre 7,000 y 4,500 atrás y eran personas bajas de estatura que por los utensilios encontrados (anzuelos, cerámica y joyas) se dedicaban a la caza, la pesca y realizaban labores de pastoreo.
Luego del hallazgo, el equipo de paleontólogos tomó muestras del esmalte dental de los esqueletos, así como polen y huesos, examinaron el suelo y las herramientas para fechar la antigüedad del sitio, así como de los artefactos y de los restos.
De acuerdo con el equipo de investigadores, los datos analizados de Gobero, al ser combinados con sitios existentes en el norte de Africa, indican que sólo se comienza a entender la compleja historia de la evolución biosocial de cara a la severa fluctuación climática del Sahara.
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