domingo, abril 20, 2014

Penes defectuosos, pesticidas y autismo

Las zonas en las que hay una mayor tasa de discapacidades intelectuales coinciden geográficamente  con las áreas en las que hay más incidencia de malformaciones genitales

¿Puede tener algo que ver nacer con un pene defectuoso con el autismo o con la capacidad intelectual? ¿Y pueden tener que ver ambas cosas con estar más expuesto a contaminantes ambientales como los pesticidas? Una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de Chicago parece indicar que sí. Existe una asociación entre ambas cosas.
Los estudios asocian la presencia de malformaciones genitales congénitas con la exposición a sustancias como los pesticidas
Para la realización del estudio que acaba de ser publicado en la revista PLOS Computational Biology, los investigadores han manejado datos procedentes de millones de expedientes médicos de los Estados Unidos descubriendo que las zonas en las que hay una mayor tasa de autismo y discapacidades intelectuales coinciden geográficamente -a nivel de municipios o condados- con las áreas en las que hay una mayor incidencia de malformaciones genitales en los niños varones recién nacidos. Como estas malformaciones son un indicador de la posible exposición congénita a factores ambientales perjudiciales, como los pesticidas, entre otros, ello sugiere posibles vínculos causales entre la contaminación química y esos problemas sanitarios. Las tasas de autismo crecen -tras eliminar los factores que podrían inducir a confusión- un 283% y las de deficiencia intelectual un 94% por cada uno por ciento de incremento en la frecuencia de estas malformaciones en un condado determinado. Además, las zonas con más casos de autismo y de discapacidad intelectual solían coincidir casi siempre, lo cual reafirmaba el posible peso de factores ambientales.
Los investigadores parten de la base de la gran cantidad de estudios que asocian la mayor o menor presencia de malformaciones genitales congénitas en los niños con la exposición a sustancias contaminantes como los pesticidas por parte de sus progenitores. A parte de los pesticidas hay otras sustancias que han sido vinculadas a tales efectos como el plomo, hormonas y fármacos, plastificantes y otros compuestos químicos sintéticos. La exposición de los padres a esos tóxicos podría explicar una parte importante de este tipo de malformaciones, como los micro-penes, hipospadias, testículos sin descender, etc. Por ello es significativo que en los mismos lugares donde se dan en mayor medida esas malformaciones haya mayor incidencia de autismo y discapacidades intelectivas.
Los niños varones con desórdenes del espectro autista tenían una probabilidad casi seis veces mayor de tener malformaciones genitales. En concreto 5.53 veces más.
Una de las malformaciones congénitas genitales más frecuentes es la hipospadia, en la que la abertura urinaria, en lugar de estar en el extremo del pene, aparece en otro lado
Una de las malformaciones congénitas genitales más frecuentes es la hipospadia, en la que la abertura urinaria, en lugar de estar en el extremo del pene, como debiera, aparece en algún lugar en la parte inferior del glande o del tronco del atributo masculino, o aún más atrás, como en la unión del escroto y el pene.
Los autores del estudio apuntan que malformaciones como estas pueden originarse durante fases tempranas del desarrollo embrionario (como en las semanas 9 a la 12) momento que coincide también con periodos clave del desarrollo cerebral, de modo que sustancias que alteran una de ésas cosas podrían también alterar la otra.
Tal y como señala Andrey Rzhetsky, del Centro Médico de la Universidad de Chicago, uno de los responsables de la investigación, "el autismo parece estar fuertemente  asociado con la tasa de malformaciones genitales masculinas en el país, lo cual da un indicador de la carga ambiental".

Más allá de posibles factores genéticos, y de los estándares que pueden hacer que en algunas zonas se diagnostique un exceso de casos, factores que han sido tenidos en cuenta en el manejo de los datos, los factores ambientales parecen, según los autores, tener un gran peso. El mero hecho de que las tasas de incidencia varíen con la geografía ya indica en ése sentido.

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