jueves, agosto 27, 2009

Tragos ocasionales dañan el cerebro de los adolescentes

Beber cuatro o cinco copas de viernes a domingo con el estómago vacío se relaciona con una pérdida de memoria, atención, autocontrol y capacidad de planificación; además, predispone al alcoholismo.

Según comenta la investigadora Consuelo Guerri, jefa del Laboratorio de Patología Celular del Centro de Investigaciones Príncipe Felipe (Valencia, España), "los perjuicios cognitivos del alcohol son irreversibles porque el cerebro está en formación hasta los 21 años de edad".

"Si un joven -dice Guerri- empieza a beber los fines de semana a los 13 años tiene un 25 por ciento de posibilidades de 'engancharse' a la bebida cuando sea adulto, mientras que si se inicia en la bebida a los 21 años, la probabilidad se reduce al 5 por ciento", añade.

La razón radica, al parecer, en que entre los 13 y los 21 años el sistema nervioso y neuronal de la persona se halla en proceso de maduración y los posibles daños cognitivos que acarrea el llamado "alcoholismo de fin de semana" no pueden repararse después.

Guerri ha experimentado con ratas a las que daba alcohol para demostrar el perjuicio de esta sustancia en grandes cantidades y en un lapso corto. Al llegar a la edad adulta, los roedores alcoholizados tenían indicios de deterioro cerebral.

Resistentes al alcohol

Beber alcohol en exceso los fines de semana puede provocar en el cerebro juvenil daños similares a los que padecen los bebedores crónicos en periodos más prolongados, y en algunos casos pueden ser equiparados a los adultos que beben de forma regular.

Esta es una de las conclusiones de otra investigación sobre los efectos del alcoholismo de fin de semana en la corteza prefrontal, elaborada por el equipo del neuropsicólogo Luis Miguel García-Moreno.

Esta zona del cerebro es la que se encarga, entre otras tareas, de tomar decisiones, planificar los acciones o solucionar los problemas.

Según García-Moreno, uno de los efectos menos conocidos y más nocivos del consumo abusivo de alcohol en la adolescencia es que hace que los jóvenes sean cada vez más resistentes al alcohol, es decir que sufran menos malestar al consumirlo y se vayan acostumbrando, pese al daño en el hígado, el sistema digestivo y el nervioso, que les produce.

Para obtener estos resultados, los investigadores reunieron a 62 universitarios menores de 20 años, a quienes dividieron en tres grupos según sus hábitos de consumo de alcohol.

Después les sometieron a distintas pruebas y compararon los resultados, que en general fueron peores en aquellos que consumen alcohol en exceso de viernes a domingo.

Presentan iniciativa para frenar consumo en jóvenes

La última encuesta de la Corporación Nuevos Rumbos, hecha en colegios de nueve ciudades del país, encontró que en Colombia los niños empiezan a tomar a los 10 años y las niñas a los 11 años.

Además, para siete de cada diez de ellos es muy fácil conseguir licor. Ante el alto consumo de alcohol que se registra en estas edades, esta semana Red PaPaz y Fenalco, en alianza con la Secretaría de Gobierno de Bogotá y la Policía Metropolitana, entre otras entidades, darán inicio a una campaña para crear conciencia en la ciudadanía sobre la necesidad de frenar el consumo de alcohol y cigarrillo en los menores de edad y evitar que se les sigan vendiendo estas sustancias.

La iniciativa invita a denunciar en la línea 123 a los establecimientos que expendan cigarrillos y alcohol a menores de edad y a señalar a aquellos adolescentes que consuman en la vía pública.

Las autoridades atenderán estas denuncias y darán inicio a procesos que desembocarían en sanciones para sitios de expendio y adultos.

Efe Reportajes

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